Dos policías investigados por el crimen del agente Lucas Muñoz en Bariloche fueron liberados por disposición de la justicia, mientras la familia del joven asesinado señaló que eso fue “un golpe más” en su contra porque creen que los oficiales “esconden algo”.

La justicia barilochense dispuso en los últimos días liberar al sargento Néstor Meyreles y al oficial Federico Valenzuela, quienes habían sido detenidos en forma preventiva en el marco de la investigación por el crimen del agente policial Lucas Muñoz, quien estuvo secuestrado y fue asesinado de un tiro en la nuca.

Ante ello, Javier Muñoz, uno de los hermanos de la víctima señaló que “es un golpe más que recibimos como familia. Estamos totalmente decepcionados”.

Los familiares de Muñoz se manifestaron así porque sospechan que los policías que recuperaron su libertad “esconden algo” respecto de la muerte del joven.

La Cámara Criminal Segunda de Bariloche revocó parcialmente el procesamiento que había impuesto el juez de Instrucción Bernardo Campana contra Meyreles y Valenzuela por los delitos de encubrimiento agravado y abuso de autoridad.

Los jueces de esa Cámara admitieron parte de un recurso de apelación que habían presentado los defensores de los policías imputados pese a que se demostró que Meyreles, sin autorización judicial, compró el 15 de julio una línea telefónica a nombre de Muñoz, cuando el joven ya estaba desaparecido y el policía no estaba a cargo de la investigación.

El juez Campana consideró que esa maniobra se hizo para entorpecer la investigación y lo procesó por encubrimiento agravado y abuso de autoridad pero la Cámara revisó el fallo y sólo mantuvo la acusación por abuso de autoridad.

Respecto de la liberación concretada el jueves, Javier Muñoz dijo que “si bien estamos pendientes del resultado de las pericias, teníamos la esperanza de que los policías pudieran aportar al menos algún indicio”.

“No les creo que quisieron ayudar a buscar a Lucas”, aseguró en diálogo con el diario Río Negro y apuntó que “quedaron libres, pero para mí esconden algo”.

La familia Muñoz reportó la desaparición del joven policía el 14 de julio e inició rastrillajes junto a la fuerza de seguridad y su cadáver fue encontrado el 10 de agosto en un descampado, en las afueras de Bariloche.

Según la autopsia, falleció de un tiro en la nuca y tenía otro disparo en una de sus piernas.