Encubrimiento AMIA: declaró Galeano, se victimizó y apuntó al kirchnerismo

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Fuente Memoria Activa

Finalmente, luego de haberse negado a declarar al comienzo de este juicio, el ex juez de la causa AMIA, Juan José Galeano, decidió prestar declaración indagatoria frente al Tribunal Oral Federal 2.

Su presentación duró todo el día y consistió en contar sus comienzos en la justicia y su posterior labor como juez; acusar al gobierno kirchnerista de ser responsable por su imputación de encubrimiento; y finalmente contestó a las acusaciones que se le hicieron en torno al desvío de la llamada “pista siria”.

El ex juez buscó durante toda la declaración mostrarse simpático, entablar diálogos en código con los jueces del Tribunal y generar aceptación o empatía en ellos con comentarios como: “Yo soy como ustedes hace algunos años” o “Me pasa como le podría pasar a cualquiera de ustedes”.

El imputado leyó casi la totalidad de su discurso y se negó a contestar preguntas aunque, cuando el juez Jorge Gorini intentó interrogarlo, el imputado no pudo decirle que no.

Su comienzo en la justicia fue prematuro: en 1977, con 18 años ingresó como meritorio en un juzgado y, según dijo, desde ese momento vio actuar a diversos jueces con “extrema justicia” que lo inspiraron. “Yo quería ser como ellos”, expresó.

También detalló su paso por un juzgado de menores, tema con el cual intentó sin éxito generar empatía en los presentes: “Antes de llegar a trabajar, les compraba caramelos a los chicos detenidos”, contó.

Luego siguió paseando por su currículum hasta que llegó al año aparentemente clave en su carrera: 1992, momento en el cual el imputado se dio cuenta que había encontrado su vocación: “Sentí que quería ser juez de instrucción y apliqué para un cargo. Yo no tenía vinculaciones políticas sino sólo un arduo trabajo y ganas de hacer justicia”.

Con 35 años, Juan José Galeano ingresó a trabajar en el juzgado federal 9. Sin embargo, en su discurso nada menciona sobre el cargo no concursado o menos aún, lo que es de público conocimiento: fue designado a dedo por el gobierno menemista.

Además, explicó que tuvo la posibilidad de crear el juzgado desde cero y llamar a personal de su confianza para que lo acompañaran. Esto explica, claro, el pacto de silencio que aquellas personas sostienen hasta el día de hoy, como fue demostrado en este juicio.

“Como dijo Cristina Kirchner, la causa es política”, empezó y acusó “Y se usó para salvar a Irán a pedido de Venezuela”.También mencionó que muchos de los abogados que participaron o participan en la causa, tanto de querellas como de la fiscalía, tienen vínculos con el gobierno Kirchnerista y que, en ese sentido, la acusación en su contra no es más que una “persecución política” de Néstor y Cristina Kirchner.

Con esa y otras frases, Galeano se escudó en la corriente de moda anti-K haciendo uso político él mismo de la causa por la que tanto dice haber trabajado.

Nos sorprende que su estrategia de defensa consista en culpar al kirchnerismo por su imputación y la del resto de los acusados, dado que tan sólo habían pasado meses del inicio del gobierno de Néstor Kirchner cuando el Tribunal Oral Federal 3 declaró nula la causa AMIA y ordenó investigar el encubrimiento de Galeano y otros.

Además, Memoria Activa venía denunciando las irregularidades en la causa y los pactos espurios entre la justicia, los servicios de inteligencia y el gobierno menemista desde por lo menos el año 1997.

La segunda parte de la presentación de Galeano consistió en el relato de sus vivencias del día del atentado y los primeros pasos de la investigación y en dar respuesta, o intentar responder desde su punto de vista, a las múltiples acusaciones que pesan sobre él en este juicio. El único tema que presentó, con la idea según dijo de tratar el resto en un futuro, fue el desvío de la pista siria.

Antes del atentado, contó, tuvo un pensamiento claramente premonitorio: “No sé bien por qué pero sentí que debía volver del campo a Buenos Aires el 16 de julio de 1994”.

Después dio cuenta de todos sus recuerdos acerca de la explosión, los equipos de rescate, su contacto con dirigentes de la DAIA y de Israel.

También habló del viaje a Venezuela donde interrogó a un testigo sobre ciertos iraníes vinculados al ataque. Y, luego, sobre la reunión que tuvo en la quinta de Olivos con el ex presidente Carlos Menem y su gabinete. “Quiero aclarar esto porque fue criticado: la información sobre el testigo la brindó la Cancillería. Así que era lógico que tras el viaje, fuéramos a verlo al presidente”, explicó y aclaró que esa reunión no afectó su “libertad e independencia”.

Antes de responder línea por línea a las acusaciones, como intento de justificación al general de las irregularidades que se le imputan, explicó las condiciones en las cuales tuvo que trabajar: “El país en el que vivíamos”, la mala tecnología, los pocos recursos con los que contaban en el juzgado, los días de trabajo sin descanso y su ingenua creencia de que las fuerzas policiales y de inteligencia se unirían para la investigación.

Sobre la llamada “pista siria” fue categórico: “No sólo que no ordené ninguna interrupción de la pesquisa sino que de hecho me excedí en investigarla”.

Así, se puso a contestar puntualmente sobre cada punto de la acusación:
La pérdida de los casetes con escuchas: según él, nunca los tuvo y en el juzgado no escuchaban las cintas.

Los pedidos de intervención de líneas telefónicas: los hacía la SIDE y mandaban los informes. “Todos decían que no tenían valor investigativo” La interrupción de los allanamientos a Kanoore Edul: “Cuando se consiguió el objetivo (arrestar a Kanoore Edul y sustraer las agendas), se dio por terminado”, dijo y aclaró que el domicilio que faltó allanar no era relevante por pertenecer a la madre de Kanoore Edul.

Las horas de demora de la policía para allanar y los llamados a la vivienda previo al ingreso: Galeano dijo que él dio la orden en tiempo y forma y que, en todo caso, eso lo debiera explica la policía

El análisis de la agenda de Kanore Edul: Si bien aparece el teléfono de Monsen Rabbani, no se encontró -dijo- la conexión entre ambos.

Los talleres de Kanoore Edul que aparecían en la agenda:”No tenía importancia y era lógico que, como tenían tres vehículos, tuvieran el contacto de once talleres mecánicos”.

En medio de tantos datos, el juez Jorge Gorini lo interrumpió para interrogarlo acerca de los pedidos de intervención en varias líneas telefónicas que rápidamente se dieron de baja y años después se volvieron a pedir.

El imputado, sin embargo, no encontró la respuesta en los párrafos que había preparado y no tuvo más remedio que titubear: “Y… lo tendría que revisar. Voy a pedirle a mis abogados que tomen nota así lo puedo aclarar más adelante”, dijo con la primera pregunta.
– “¿Por qué se re-intervinieron las mismas líneas años después si justamente usted está diciendo que esas líneas no tenían valor informativo?”, insistió Gorini.

-“Bueno, no lo recuerdo pero debe ser, tal vez, porque como habíamos logrado que ingresara nuevo personal, reabrimos algunas investigaciones”, ensayó el acusado