Detienen en Virrey del Pino a un sospechoso del crimen de Nayla en el barrio 1-11-14

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Un joven de 25 años fue detenido ayer como acusado del crimen de Nayla Naomí Torrilla, la niña de cuatro años asesinada de un disparo en el tórax al quedar en medio de una balacera cuando jugaba en una calle del barrio 1-11-14 del Bajo Flores, en febrero pasado, informaron fuentes policiales.

La detención fue realizada por efectivos de la División Homicidios de la Superintendencia de Investigaciones de la Policía de la Ciudad en la localidad bonaerense de Virrey del Pino, partido de La Matanza

Voceros policiales informaron a Télam que el sospechoso, identificado como Nahuel Moyano (25), tenía también un pedido de captura por el homicidio de Cristian Ezequiel Escobedo, ocurrido en el mismo barrio en el que fue asesinada Nayla.

Asimismo, los pesquisas sostienen que Moyano está vinculado a la usurpación de viviendas en el barrio Padre Ricciardelli, la hipótesis principal por la que creen que se produjo la balacera que concluyó con el asesinato de la niña de cuatro años.

El joven quedó a disposición de la Fiscalía Nacional en lo Criminal y Correccional 32, a cargo de Eduardo Cubría.

El crimen de Nayla ocurrió alrededor de las 22 del 7 de febrero último en el cruce de Bonorino y Calle 10 del barrio 1-11-14 del Bajo Flores donde, según los testigos, desde un automóvil Renault 19 color gris se efectuaron varios disparos a ocasionales transeúntes.

Según las fuentes, fue personal de la Gendarmería Nacional Argentina (GNA) apostado en la zona el que emitió un alerta ante el ataque a balazos y le informó a la Policía de la Ciudad que el automóvil de los tiradores había huido en dirección al vecino Barrio Presidente Ilia.

Las fuentes precisaron que, en el sitio de los disparos, los peritos recolectaron un total de 32 vainas servidas de calibre 9 milímetros.

Los investigadores lograron establecer una conexión entre la balacera que provocó la muerte de la niña y un episodio de usurpación que estuvo a punto de concretarse días atrás y finalmente se frustró.

Según la pesquisa, las sospechas apuntaban a un clan familiar conocido como “Los Marola” que nada tiene que ver con la banda de los peruanos que mantiene desde hace al menos dos décadas la hegemonía de la venta de drogas en la zona.

“Los Marola” fueron los primeros mencionados por vecinos que se manifestaron en las horas posteriores al crimen de Nayla.

De hecho, un joven que realizó declaraciones a los medios de comunicación y dijo ser parte de ese clan, relató un episodio que había ocurrido días atrás relacionado a una usurpación de una vivienda, un delito que se repite en la zona y en la que están involucradas bandas de delincuentes que luego utilizan la casa usurpada como bunker para vender drogas.

En ese relato, el joven explicó que un pariente suyo había querido usurpar una vivienda y que ellos lo habían impedido, que se había registrado una pelea y hasta que había habido disparos.

Pero -siempre de acuerdo a ese relato- el problema continuó cuando ese hombre al que se le había impedido la usurpación regresó y disparó al menos 30 balazos en la esquina de Bonorino y calle 10, un lugar donde habitualmente se reúnen “Los Marola” y donde circunstancialmente se hallaba Nayla, quien recibió un balazo en el tórax.

La niña fue trasladada a un centro asistencial de la zona, pero finalmente murió, mientras que otro hombre recibió un balazo en una pierna y también debió ser internado, pero fuera de peligro.