Lo condenan por matar y quemar a su novia: tiene 31 años y estará preso hasta cumplir los 69

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Un hombre fue condenado a 38 años y dos meses de prisión por el femicidio de Brenda Arias, una joven de 19 años que en 2009 fue asesinada y luego quemada en la localidad sanluiseña de Villa del Carmen, a 147 kilómetros de la capital provincial.

Fuentes judiciales informaron que la sentencia recayó en Juan José Murúa (31), quien fue hallado responsable de “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego” y a quien se le sumó una pena anterior dictada en su contra en Córdoba.

La sentencia fue celebrada por familiares y amigos de la víctima junto a dirigentes feministas que presenciaron la lectura de la sentencia en la sala de audiencias y estallaron en gritos al escuchar la condena impuesta.

La pena fue dictada por la Cámara de Apelaciones de Concarán, integrada por Sandra Elizabeth Piguillem, Juan Manuel Saá Zarandón y José Luis Sosa, que tuvo en cuenta que sobre Murúa pesan dos condenas en Córdoba, una por violencia de género y otra por intento de abuso sexual a una joven, las cuales cumple en el Establecimiento Penitenciario número 8 de Villa Dolores.

El acusado es investigado, además, por la Justicia cordobesa por la desaparición de Marisol Reartes (18) y su hija Luz Oliva (2), hecho ocurrido en la localidad de Villa Las Rosas en febrero de 2014, en tanto que fue imputado por el femicidio de Arias en abril de 2017.

Brenda Arias fue vista por última vez el 11 de julio de 2009, en horas de la noche, cuando salió de su casa para ir a cenar a un conocido bar de Villa del Carmen, en Santa Rosa de Conlara, y nunca regresó a su hogar.

El 27 de julio, los restos calcinados de la joven fueron encontrados por un vecino de la zona en un campo situado en las cercanías del pueblo, al norte de Villa del Carmen.

Los investigadores estimaron que la joven se encontró con Murúa pero como se negó a tener relaciones con él, éste la mató.

Los peritajes establecieron que la joven murió a causa de un disparo con un arma de fuego y luego, su cuerpo fue incinerado a pocos metros del lugar del asesinato.

Mediante el estudio del patrón de movimiento registrado en el celular de la víctima en los días posteriores a su desaparición, se pudo determinar que estos coincidían con los de Murúa.