Rusia amenaza a Europa con históricos misiles crucero

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Por Daniel Romero

Durante la vigencia de la Unión Soviética, Ucrania era la proveedora de tecnología delicada y sensible para el arsenal soviético, además de armamento especifico. Para tomar dimensión sobre el aparato de diseño producción militar ucraniano, se podría mencionar al Antónov, conocido como el avión más grande del mundo.

Efectivamente, hasta el 2014, antes de estallar el conflicto ocasionado por la invasión al este de Ucrania por tropas integradas por separatistas pro-rusos, mercenarios y los luego reconocidos soldados rusos, con su armamento, blindados y vehículos rusos, Ucrania si proveía de armamento a Rusia, material que aún hoy no logro reemplazar. Un decreto presidencial ucraniano ceso con la exportación.

Hoy día, según denunciara el General Paul Selva ante el congreso de Estados Unidos, Rusia ha desplegado misiles de crucero rusos son los SSC-8 y fueron colocados en la región de Volgogrado, conforme publicara hace escasos días el diario The New York Times en base a información “reservada”. Los SSC tienen capacidad nuclear.

El Tratado sobre Fuerzas Nucleares Intermedias, firmado en la época de los presidentes Ronald Reagan y Mijail Gorbachov, logro que Washington y Moscú destruyeran 2.700 misiles con capacidad nuclear y que poseían un alcance de hasta 5.500 kilómetros. Esas firmas pusieron fin a la llamada “crisis de los euromisiles” que recordaba la “crisis de los misiles de Octubre durante la presidencia Kennedy. Antes del tratado Reagan-Gorbachov, Rusia había colocado misiles nucleares SS-20 apuntando a las capitales de Europa occidental.

En este momento Rusia necesita generar confusión en el espíritu de la población ucraniana mientras busca fortalecer la opinión interna, pero también en los países del Báltico que hoy se preocupan por las ansias de expansión del Zar moderno ruso, como le gusta verse a Putin, cuando llama a su población a volver a sentir el orgullo de ser ruso. Ese orgullo, seria producido por la anexión de territorios.

Tras el despliegue de los misiles denunciados por el General Selva, Europa siente que Rusia está midiendo la respuesta del Pentágono, o mejor dicho del propio Donald Trump. Representantes diplomáticos de seis países europeos, de los cuales solo dos no pertenecen a la UE, pidieron la semana pasada a varios senadores en Washington que pusieran toda su energía en convencer al presidente Trump para que no baje las sanciones a Rusia y que provea más ayuda con material militar, para así cubrirlos del espíritu expansionista ruso.

Pavlo Klimkin, canciller ucraniano y los embajadores en Washington de Letonia, Lituania, Estonia, Polonia y Georgia, pidieron al Congreso estadounidense que mantenga las sanciones a Rusia, hasta que esta salga del territorio ucraniano.

Estos eventos y las consecuentes presiones internacionales, parecieran ser el sentido para que Putin lanzara en medios de comunicación rusos, una caprichosa interpretación del informe del instituto sueco SIPRI que funciona en Estocolmo. El resumen SIPRI habla de las principales exportaciones de armas de producción ucraniana y corresponde a los últimos cinco años, pero no proporciona la dinámica anual, por lo que no incluye el cese total de las entregas de productos de la industria de la defensa de Ucrania hacia Rusia, desde el segundo semestre de 2014.

El grupo de expertos de SIPRI que participan en el estudio mundial de las exportaciones de armas, aseguraron que las exportaciones rusas aumentaron en un 4,7% al año entre 2007-2011 y 2012-2016. Así, en el período de 2012 a 2016, Rusia ha suministrado armas a 50 países, incluidos los terroristas en Donbass. Pero, claramente, esto no se ve en las distintas publicaciones en medios del estatales de Moscú.

Sin duda, Rusia busca confundir a la comunidad internacional con la falsa cooperación técnico-militar entre Ucrania y Rusia, por lo que resulta oportuno detallar información sobre el cese completo de la interacción de Kiev con Moscú, principalmente en el ámbito técnico militar desde 2014. En particular, se podría recordar el decreto del Presidente de Ucrania 691/2014 del 27-08-2014 que entro en vigor la decisión del Rada sobre Seguridad y defensa Nacional el 27 de agosto de 2014 “sobre las medidas para mejorar la política técnico-militar del estado”. De acuerdo con el punto 7 del apartado 1 del documento la exportación a Rusia de material para uso militar o dual hacia la Federación Rusa queda suspendida.

Claramente la utilización parcial del informe SIPRI muestra los intentos de los principales líderes políticos rusos en desviar la atención de la comunidad internacional de los hechos sobre el suministro a terroristas ( como se señala arriba) en contravención del derecho internacional de los productos del complejo militar-industrial de Rusia a las organizaciones terroristas ( IDIL-DNR-LNR- y dictaduras criminales o gobiernos como el de Venezuela quien los deriva al narcotráfico o movimientos radicales islamitas. Según el SIPRI, los militantes pro-rusos en el este de Ucrania recibieron por parte de Rusia, tanques y otros vehículos blindados junto a sistemas de misiles antiaéreos portátiles, similares al utilizado para derribar al avión de pasajeros de Malaysia Airlines, hecho ocurrido el 17 de julio de 2014 cuando volaba sobre el este de Ucrania. Las investigaciones internacionales demostraran que el sistema tierra-aire para disparar el misil fue transportado desde Rusia a petición de los separatistas y la misma noche en que fue derribado el avión.

El informe de SIPRI redactado en Estocolmo señala el importante papel de Ucrania en el mercado mundial de armas donde ocupa el noveno lugar. Mientras que para algunos países, Ucrania es uno de los principales proveedores.

Durante los últimos años, Ucrania logro una importante reorientación de su industria para la defensa, a la vez que modernizo el equipamiento de la Guardia Nacional y el Ejército.

Según los medios de comunicación rusos, Ucrania exporta a Rusia una importante cantidad armas, no cabe duda que estamos en presencia de una gran maniobra de acción psicológica para minar la moral de las tropas ucranianas y la población, mientras pretende generar desconfianza internacional. Incluso, los mismos medios aseguran que Rusia opto ya en el 2014 establecer en su territorio a empresas que buscan sustituir importaciones, por lo que en 2015 habrían llegado a producir armas y equipos militares que antiguamente importaban para satisfacer las necesidades del ejército ruso. Así todo, Rusia está teniendo muchos inconvenientes en esta operación.

Cualquiera que se detenga a analizar los medios de comunicación bajo la órbita del Kremlin, podrá llegara a la misma conclusión. Distorsionar un informe internacional como el de SIPRI, pretendiendo mostrar a Ucrania vendiéndole armas al país invasor, es casi infantil, pero el espíritu de Goebbels con su miente, miente que algo queda, habría calado profundo en la guerra informativa rusa.

Pareciera que a Rusia el tiempo no le juega a su favor y estas acciones militares donde expone su potencial bélico, están preocupando a Europa y Estados Unidos. ¿Cómo lo evalúa China?