“Con Carrascosa la Justicia se ensañó tanto como con la familia Dalmasso”

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La familia de María Marta García Belsunce aún no pudo reunirse tras la noticia: la absolución del viudo Carlos Carrascosa, condenado por el homicidio. Lo harán en Nochebuena. “Fue todo muy fuerte y estamos todos consternados”, dice Irene Hurtig en una entrevista con el diario Perfil. “Va a ser una Navidad muy especial, con un sentido de alegría, pero también de amargura porque quedaron muchos en el camino y la verdad, si esto hubiera pasado antes, quizás mi marido (Guillermo Bártoli, condenado por encubrimiento) estaría vivo”, se lamenta la hermana de la socióloga, 14 años después del crimen.

“Llegó a media mañana. Era un día lluvioso, recuerdo verlo parado con un piloto beige mirando a María Marta en la cama. Las persianas estaban levantadas. Vio la mancha de sangre en la alfombra, entró al baño y se retiró sin hacer lo que debía: ordenar la autopsia, preservar el lugar, llamar a testigos”. La primera visita del fiscal Diego Molina Pico a la casa del country Carmel, el 28 de octubre de 2002, durante el velatorio, es recordada con Irene con precisión fotográfica. Ese instante fue la génesis de su padecimiento.

“Todo lo que le contamos al fiscal con la intención de ayudar terminó siendo motivo de acusación contra nosotros. Hubo ensañamiento de la Justicia, pero no de toda, sino de funcionarios judiciales, encabezados por Molina Pico y un fallo que quebró el Código Procesal que fue la condena a Carlos por el homicidio. Lo mismo le pasó a (Fernando) Carrera, a (Carlos) Fraticelli y a la familia de Nora Dalmasso. Hay millones de casos de mal desempeño de la Justicia, como abogada, lo veo a diario”.

—¿Cómo los afectaron las acusaciones?

—Nos destrozaron la vida. Perdimos nuestros trabajos. Hace dos años, Guillermo falleció por un cáncer que estoy convencida de que ha sido el resultado de todos estos años de muchísima angustia, de dolor. La gente cree que ahora “zafamos”. No zafamos de nada, nosotros hemos pagado 14 años de vivir sin libertad con una angustia y una sensación de desprotección. Uno puede sentirse sin libertad, estando en una cárcel pero también, en la calle. El mirar de reojo, el que estés todo el tiempo en la televisión, escuchando barbaridades, cuando no sos una figura pública… Nunca más salimos del país. Esto nos pasó a todos. Es una tortura, no se lo deseo a nadie. Mi mamá, hasta que falleció en 2013, fue particular damnificada y presentó permanentemente escritos solicitando que se investiguen determinadas líneas. Jamás fueron atendidas y quedaron en un cajón. Lo único que importaba era hacer un “copy paste” para sostener como fuera la hipótesis de la familia.

—¿Alguna vez dudó de Carrascosa?

—Nunca dudé.

—¿Cree que se puede llegar a dar con el asesino?

—Empezaría por sacar muestras de ADN a todos los que estaban en el country Carmel ese día y a quienes dicen que no estaban, pero hay dudas de que haya sido así. Pasó mucho tiempo, es muy difícil, pero no pierdo la esperanza. El fiscal Diego Molina Pico y todos los funcionarios judiciales que sostuvieron su novela delirante, a pesar de todo, son los principales responsables de la impunidad del homicidio de María Marta.