El ministro de Justicia, Germán Garavano, aseguró hoy que “en los últimos tiempos”, la Justicia “se olvidó de las víctimas y se centró en los victimarios” pero afirmó que “el camino no es la justicia por mano propia” porque, en el caso protagonizado por Daniel Oyarzún, el carnicero de Zárate, “murió el delincuente, pero muchas veces muere la víctima”.

En ese marco, postuló la importancia de que “la Justicia empiece a dar señales claras y ejemplares en torno a las personas que violan la ley” y sostuvo que lo que nunca debe haber es “ausencia del Estado o falta de respuesta de la Justicia”.

“No es el camino la Justicia por mano propia, llevar armas, porque esta vez murió el delincuente pero, muchas veces, por esto muere la víctima. Nunca el camino es el de la confrontación y el de la violencia”, remarcó esta mañana el ministro en declaraciones formuladas esta mañana a la radio La Red.

Allí, indicó que lo que el presidente Mauricio Macri había señalado en relación al caso del hombre acusado de atropellar y matar a un joven que lo asaltó en su comercio de Zárate, fue que “en el fondo no estaba bien lo que pasó” porque “esta persona -por el carnicero- se ve involucrada ahora en una circunstancia que va a tener que aclarar en la Justicia qué es lo que hizo”.

En este punto, indicó, entonces, que al mandatario le habían “cortado la frase” porque lo que él dijo en relación a que debía estar con su familia, lo hizo luego de reflexionar sobre “lo que pasó, que no es el camino”, y apuntando a lo que establece “la norma procesal”, que indica que, “si no hay peligro de fuga”, el acusado puede esperar el juicio en libertad.

Por otro lado, al ser consultado sobre si en el país predominó en los últimos años una postura “abolicionista”, el ministro de Justicia entendió que “hubo una mirada que se olvidó de las víctimas y se centró en los victimarios”, lo que generó “muchos desequilibrios, generalmente a favor de las personas que cometen delitos”.

A su entender, esa situación -continuó- “generó todo un tema más profundo, que tiene que ver con un alejamiento de la Justicia de la sociedad y del sentido común”, lo cual “genera un problema muy grave”.

Con esos argumentos, Garavano destacó la necesidad de transitar “dos caminos en forma simultánea”, uno de ellos “cultural”, consistente en tener “mayor sensibilidad por el sentido común”, y otro vinculado con el “mejoramiento del funcionamiento de los tribunales y las fiscalías, y un aumento de la capacidad de investigación y de respuesta”.

En este marco, subrayó la importancia de “un cambio cultural” en el que “la Justicia empiece a enviar señales claras y ejemplares en torno a las personas que violan la ley, que en los casos muy graves tiene que ser la prisión y en otros casos podrán ser otras alternativas, pero lo que no puede haber es una ausencia del Estado, de no respuesta de la Justicia”.