Detuvieron al presunto asesino de la jubilada brasileña

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Un parquero que era buscado como principal sospechoso del crimen de una mujer brasileña que fue asesinada a martillazos en Pilar la semana pasada, quedó detenido por ese homicidio luego de haber sido arrestado por una tentativa de robo con una mochila en la que llevaba un serrucho zapallero y un hacha del mismo juego de herramientas que el martillo empleado para cometer el asesinato.

Fuentes judiciales y policiales informaron hoy a Télam que el imputado, Maximiliano Pérez (40), ya fue reconocido en rueda de personas por una vecina que fue testigo clave en la causa, ya que lo vio irse de la escena del crimen.

Con ese reconocimiento positivo, el fiscal Leonardo Loiterstein, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 2 de Pilar, solicitó hoy la detención de Pérez en el marco de esta causa caratulada como homicidio agravado.

“Sabíamos que el asesino era el parquero que hacía dos meses venía trabajando en la casa pero no teníamos su identidad completa, sólo que lo habían visto irse en un viejo Ford Taunus”, dijo a Télam uno de los investigadores.

Pérez fue detenido el viernes último, al día siguiente del crimen de la brasileña y a unas diez cuadras de la casa donde se produjo el homicidio, cuando fue sorprendido en los jardines de una propiedad de la calle Musladini al 1500, de Pilar.

La dueña vio que el hombre estaba merodeando y había ingresado a un galpón que tiene en el fondo de su casa, le largó los perros y llamó al 911, según contaron los voceros consultados.

Cuando arribó la Policía, Pérez les dijo que era un parquero, no un ladrón y que andaba buscando unos elementos que había perdido.

La clave para relacionar a este hombre con el jardinero buscado por el homicidio de Pacheco estuvo en la mochila que la policía le secuestró en ese arresto, ya que en su interior había un serrucho zapallero y un hacha de mano que, por las características de sus mangos de madera, eran del mismo juego de herramientas que el martillo que empleó el asesino para golpear a la víctima en la cabeza.

“A los policías que veníamos investigando el homicidio nos llamó la atención la detención de este hombre que decía que era parquero, al día siguiente del crimen y a unas diez cuadras. Este hombre se ajustaba a la descripción que nos había dado la testigo clave y encima tenía en su poder estas herramientas”, comentó un jefe policial.

El fiscal Loiterstein decidió dejar aprehendido a Pérez por la tentativa del robo en la segunda propiedad y, en paralelo, convocó a los hijos de la brasileña asesinada para exhibirles las herramientas que se le secuestraron.

Los hijos de Pacheco no dudaron en reconocer que tanto el serrucho zapallero como el hacha eran herramientas de su madre que faltaban de la casa y que coincidían con el martillo utilizado para asesinarla.

Ayer, el fiscal realizó una rueda de reconocimiento con la vecina que escuchó los gritos de Pacheco y la asistió antes de su muerte, quien identificó a Pérez como el hombre que hacía dos meses trabajaba en lo de la victima y al que vio irse de la escena del crimen en un Taunus.

Las fuentes destacaron que el caso fue esclarecido por el trabajo conjunto de la Jefatura Departamental, la comisaría 1ra. y la Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de Pilar.

El crimen de la brasileña fue cometido el jueves último por la tarde, cuando la víctima se encontraba en su casa, situada en 11 de Septiembre al 1100, en la localidad de Pilar, en el norte del conurbano.

Según dijeron los voceros, varios vecinos de la cuadra escucharon gritos de pedido de ayuda de la jubilada y cuando se acercaron a un galpón ubicado en la parte trasera de la vivienda la hallaron en el suelo y con sangre en la cabeza.

La mujer fue trasladada de urgencia y aún consciente a un centro asistencial de la zona, donde los médicos constataron que había sufrido un fuerte golpe en el cráneo con un objeto contundente.

Con el correr de las horas el cuadro de Shirley empeoró y finalmente falleció esa misma noche.

Los peritos de la Policía Científica de la Policía Bonaerense hallaron en el suelo del galpón un martillo que fue el utilizado para golpear a la jubilada.