Los peruanos asesinados en Boedo fueron atacados con una ametralladora

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Los dos peruanos asesinados el sábado a la noche en el barrio porteño de Boedo fueron acribillados con una pistola ametralladora calibre 9 milímetros que efectuó al menos 47 disparos y la Justicia investiga un crimen mafioso que podría estar ligado al narcotráfico, informaron hoy fuentes judiciales.

Las víctimas, que se dirigían en el taxi hacia Nueva Pompeya, a unas 15 cuadras de la villa 1-11-14, fueron identificadas como Juan Alberto Gutiérrez Pedroza (40) y Neptali Cabrera Campos (31).

El caso es investigado por los fiscales Marcelo Munilla Lacasa y Adrián Giménez, de la Fiscalía de Distrito de los Barrios de Nueva Pompeya y Parque de los Patricios, quienes según fuentes judiciales, tienen como principal hipótesis que se trató de algún tipo de ajuste de cuentas o crimen mafioso.

“No les robaron ni intentaron robarles. Queda claro que fueron directamente a matarlos”, dijo a Télam un investigador judicial.

Si bien el sumario a cargo de la comisaría 34, de Gendarmería Nacional y de la Comuna 4 de la Policía Metropolitana, aún no había llegado a la fiscalía, Munilla Lacasa y Giménez tienes un informe preliminar que indica que en la escena del crimen se recolectaron al manos 47 vainas servidas.

Un testigo clave que ya prestó declaración ante la Policía y hoy iba a ampliar sus dichos en la fiscalía es el taxista de 57 años que llevaba a las víctimas y resultó herido de un balazo en su brazo izquierdo.

Según fuentes de la investigación, el chofer del taxi Chevrolet Meriva, patente GAN-938, contó que levantó a Gutiérrez Pedroza y Cabrera Campos en la esquina del shopping Abasto, en Anchorena y avenida Corrientes.

Los pasajeros le indicaron que iban hasta la esquina de las avenidas La Plata y Fernández de la Cruz, en Nueva Pompeya, uno de los puntos hasta donde suelen llegar los taxis que no quieren ingresar a los barrios de la zona, como la villa 1-11-14, el barrio Illia y el Rivadavia I y II.

Los fiscales no tenían aún establecido si las víctimas tenían domicilio en alguno de esos barrios, ya que hasta este mediodía ningún familiar se presentó en la fiscalía a reclamar los cuerpos.

El taxista reveló que al llegar al cruce de Chiclana y Castro Barros, se detuvo en un semáforo en rojo y allí comenzó el ataque desde un auto del que, por lo que él llegó a ver, bajó un hombre que introdujo por su ventanilla del conductor un arma de fuego que comenzó a disparar “en ráfagas”.

“Por la descripción que nos hace el chofer de lo que escuchó y cómo metió el brazo el asesino, estamos convencidos de que ese tirador usó una pistola ametralladora”, dijo a Télam la fuente judicial consultada.

Si bien el taxista dijo haber visto sólo a uno y una sombra, otros testigos indicaron que fueron dos los tiradores que bajaron de un automóvil Volkswagen Fox color negro que ahora es intensamente buscado por los investigadores.

La fiscalía ya ordenó relevar las cámaras de seguridad de la zona del tiroteo y del recorrido que hizo el taxista desde el shopping Abasto, para intentar determinar desde dónde comenzaron a seguirlos y ver si hay alguna imagen clara de la patente del Fox y sus ocupantes.

Si bien los fiscales esperaba para hoy los informes de las autopsias, los médicos del Hospital Penna, donde llegaron las víctimas trasladadas por ambulancias del Sistema de Atención Médica de Emergencias (Same), informaron que Gutiérrez Pedroza tenía al menos 20 orificios de bala -hay que determinar cuáles son de entrada y cuáles de salida-, y Cabrera Campos, seis.

Los fiscales esperaban recibir el informe de reincidencia de las víctimas para intentar determinar si alguno tenía antecedentes penales o si, por las características del hecho, tienen vínculos con alguna causa vinculada al narcotráfico.