Ciber peligro: en un año se triplicaron las amenazas

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Fuente Clarín:

De las 14.596 denuncias registradas entre enero y noviembre, 3.647 están relacionadas con las distintas vías de socialización digital. El 73% son por hostigamiento a través de los servicios de mensajería instantánea, el 22 % involucra redes sociales, un 4 % se hacen vía correo electrónico y 1 % tiene que ver con un sitio web de compra, venta y subasta de productos.

“Una amenaza es una promesa cierta de un mal futuro, un mal serio y que puede ser cumplible. Si a esa promesa se suma como contraprestación la de hacer o no hacer tal cosa, constituye una amenaza coactiva”, explica Martín López Zavaleta, fiscal especializado en delitos informáticos de la Ciudad

¿Algunos ejemplos?

El año pasado, una mujer de 35 años empezó a recibir amenazas provenientes de una cuenta con nombre de fantasía en su muro de una red social: además de amenazarla la descalif icaban profesionalmente y etiquetaban cuentas de otras personas que trabajaban con ella.

Finalmente se descubrió que la autora era una mujer con la que habían sido amigas hasta hace un tiempo. O el usuario que quería comprar un sofá a través de un sitio on line, cuando fue a buscarlo se dio cuenta de que no satisfacía sus expectativas y la situación desencadenó un intercambio que fue in crescendo hasta que finalmente intervino el administrador del sitio y se retiró la denuncia que se había asentado en la Fiscalía.

“Las páginas de encuentros ocasionales son escenario recurrente de denuncias por hostigamiento”, apuntan desde la Fiscalía de la Ciudad.

Es el caso de una abogada de 43 años denunció un hombre que después de interrumpir el contacto empezó a enviarle amenazas a través del servicio de mensajería instantánea y el caso se resolvió en la instancia de mediación, cuando el denunciado pidió disculpas y ambos se comprometieron a evitar todo tipo de acercamiento. Y de una estudiante de enfermería de 25 años, que inició una relación sentimental con una chica de su misma edad que había conocido en una red social de encuentros. Pero luego de una discusión, la última comenzó a difamarla y amenazarla tanto en las redes sociales como en mensajes privados.

¿Por qué crecen estos casos? “Las redes sociales son parte integral de nuestro día a día y, en ese sentido, resultan ineludibles para un fiscal en tanto, que su trabajo consiste en reconstruir el pasado. Incluso en un caso de homicidio, es probable que el primer paso consista en revisar la última actividad en redes sociales para buscar indicios”, responde Martín Ocampo, al frente de ese organismo de la Ciudad.

“La Fiscalía cuenta con un Cuerpo de Investigaciones Judiciales que realiza tareas de informática y telemática, tales como descargar los mensajes que servirán como prueba en la investigación y rastrear de dónde provienen”, apunta.

“La amenaza se puede dar desde conflictos familiares, de negocios, de relaciones preexistentes o de vecindad. Pero también estamos teniendo muchos casos de lo que se conoce como grooming, acoso y seducción de personas mayores de edad a menores de edad, a través de perfiles falsos en las redes sociales a partir de los cuales se ganan la confianza de los chicos y a partir de ahí buscan algún tipo de gratificación sexual o imágenes pornográficas”, agrega López Zavaleta.

¿Cuál es el procedimiento? En primer lugar, determinar el dispositivo en el que se originó la amenaza.

“Si es un teléfono celular, la facturación y la pertenencia del mismo para llegar a aquellas personas que lo están utilizando. En el caso de las redes sociales, en general, las amenazas provienen de perfiles falsos o incompletos, pero a partir de ahí se puede determinar cuáles son los IP de conexión, desde qué lugar físico se conecta la persona que utiliza ese usuario”, detalla el fiscal.