El albañil detenido por el femicidio de la enfermera Daiana Almeida, encontrada asesinada el jueves pasado en la ciudad bonaerense de San Nicolás, declaró hoy ante el fiscal que sólo recuerda que la tarde en la que desapareció la víctima, él fue a la casa de su hermana y se emborrachó, informaron fuentes judiciales.
Se trata de Miguel Ángel Nieva (30), quien fue indagado por “privación ilegítima de la libertad agravada, homicidio criminis causa, homicidio agravado por violencia de género y abuso sexual seguido de muerte” en perjuicio de Almeida (30), por lo que seguirá preso a disposición de la Justicia de Garantías nicoleña.
Fuentes judiciales informaron a Télam que el acusado se negó a responder a las preguntas del fiscal Ariel Tempo, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 de San Nicolás.
El acusado se limitó a explicar que sólo recuerda que el miércoles pasado, salió de trabajar en una obra en construcción por la tarde, se dirigió a la casa de su hermana e ingirió bebidas alcohólicas hasta emborracharse.
De acuerdo a los pesquisas, el lugar de trabajo del imputado está frente al Hospital San Felipe de San Nicolás, de donde la víctima salió de trabajar en los primeros minutos del jueves pasado, cuando fue vista con vida por última vez.
Según las fuentes, la principal hipótesis de los pesquisas apunta a que el acusado la siguió desde allí, la interceptó en la esquina de la casa y la llevó privada de su libertad hasta un descampado en la zona de conocida como Molino Santa Clara, del norte de San Nicolás, en el límite con Santa Fe, donde intentó abusar de ella y la degolló.
El mismo jueves a la noche, el cadáver de Almeida fue encontrado con el torso desnudo en ese descampado, a unos 200 metros de su moto Zanella color rojo en la que se movilizaba cuando salió de trabajar.
Para el fiscal Tempo, la principal línea de investigación apunta a “un femicidio con connotaciones sexuales”.
“Fue un ataque sexual que no pudo consumar porque la víctima llegó a defenderse. En la autopsia se detectaron lesiones defensivas como cortes en los brazos y pelos propios en las manos”, explicó a Télam el fiscal.
“Más allá de que aprovechó para llevarse algo de la víctima, la motivación principal parece ser el ataque sexual. En la escena quedó la billetera de la víctima con dinero y tampoco llegó a robarle la moto”, agregó.
Tempo explicó que “la propia pareja del imputado hizo una llamada (la mañana del viernes) al servicio de emergencias 911 para decir que tenía información sobre el asesino”.
Cuando la Policía fue a la casa a verificar qué datos tenía esa mujer sobre el caso, ella le contó a los agentes que su marido había llegado borracho a su casa y le confesó que había asesinado a una mujer, afirmaron fuentes policiales.
“Como no se le puede tomar declaración testimonial a la esposa de un sospechoso, porque no puede declarar en su contra, capitalicé ese llamado iniciando una investigación sobre esa pista con un allanamiento de urgencia al domicilio, que dio resultados positivos”, explicó el fiscal.
Tempo reveló que en la casa del sospechoso, ubicada en la calle Ameghino 1871 de San Nicolás, no se pudo localizar al acusado pero sí se hallaron “evidencias que determinaron que la persona que vive ahí estaba vinculada al homicidio, como el reloj pulsera de la víctima, un pantalón manchado con sangre y algunas prendas de vestir quemadas en el fondo de la casa sobre una chapa”.
Además, el fiscal indicó que Nievas “tiene una moto, ya secuestrada, y un casco igual a los del hombre que quedó filmado en varios videos siguiendo, interceptando e intimidando a la víctima”.
“El sospechoso tiene antecedentes por un homicidio con un modus operandi similar al que estoy investigando, cometido con un cuchillo, y también causas por abuso sexual”, añadió.
Por su parte, Nieva estuvo prófugo hasta la noche del viernes, cuando luego de avisar por teléfono al fiscal su intención de entregarse, se presentó ante los investigadores en una zona rural de la ciudad santafesina de Villa Constitución, vecina a San Nicolás.
La detención del principal y único acusado se concretó en momentos en que finalizaba una marcha en reclamo de justicia encabezada por familiares, amigos y vecinos de Almeida que se movilizaron por el centro de la ciudad.
“Yo pediría la pena de muerte. Yo estoy a favor de la vida pero con esta gente que no se recupera más, no sirve”, dijo a la prensa Silvia, la madre de la víctima, quien estuvo al frente de la marcha.