Los investigadores del femicidio de Liliana González, la mujer que en marzo fue asesinada a puñaladas y luego descuartizada con una amoladora en la villa 31 del barrio porteño de Retiro, lograron reconstruir el recorrido que hizo su pareja y principal sospechoso hasta llegar a la casa de sus padres en Paraguay, pero hace 45 días que está prófugo y no puede ser ubicado en el vecino país.
Fuentes policiales y judiciales informaron hoy que el imputado, Waldo Servian Riquelme (33), cuenta con un pedido de captura internacional de Interpol por el homicidio de González (37), pero el problema radica en que su búsqueda comenzó cuando ya había cruzado la frontera desde Misiones a su país natal, Paraguay.
“La policía comenzó a intervenir en el caso el domingo 17 de marzo a la tarde con el hallazgo del cadáver, y Servián Riquelme quedó registrado cruzando la frontera ese mismo día pero a las 8.05 de la mañana. Nos llevaba varias horas de ventaja porque el crimen lo había cometido el sábado y se fugó”, dijo uno de los investigadores.
La causa por el femicidio está a cargo del juez Diego Javier Slupski, del Juzgado Correccional y Criminal 39, pero el magistrado delegó la instrucción en el fiscal Andrés Madrea, quien fue la autoridad judicial que intervino y supervisó todo el trabajo desde el primer momento en la escena del crimen.
El fiscal Madrea convocó a la División Homicidios de la Policía de la Ciudad que en los últimos días logró reconstruir, con la colaboración de sus colegas misioneros y paraguayos, todos los movimientos del presunto femicida de la amoladora.
Según las fuentes, el sábado 16 de marzo, día del crimen, Servian Riquelme dejó a sus dos hijos –un niño y una niña en edad escolar-, al cuidado de su hermana, también domiciliada en el Barrio 31, y por la tarde le pidió que los llevara la terminal de ómnibus de Retiro para despedirse de ellos porque tenía que viajar a Paraguay.
Los investigadores saben que ese sábado el imputado se tomó un colectivo rumbo a la provincia de Misiones y desde allí abordó un remís con el que quedó registrado cruzando a Paraguay a las 8.05 de la mañana del domingo 17 de marzo, cuando aún el cadáver descuartizado de su mujer no había sido hallado.
“Se le tomó declaración testimonial a ese remisero misionero. Contó que recordaba que Servián Riquelme estaba nervioso y que le urgía cruzar a Paraguay. También sabemos que ese remís lo compartió para abaratar costos con dos mujeres que también cruzaron la frontera pero no lo conocían”, explicó a Télam una fuente de la investigación.
Siempre según lo que se pudo determinar, ya en Paraguay, el remisero dejó a Servian Riquelme en una terminal de micros y desde allí el imputado se dirigió a su ciudad natal, una pequeña localidad que, para resguardar algunos detalles de la investigación, las fuentes prefirieron no mencionar.