Usaban como pantalla un showroom de accesorios para 4×4, pero detrás de una falsa pared se escondía un desarmadero.
Cuando un cliente llegaba a “Respuestos David” buscando un repuesto difícil de encontrar, la respuesta era siempre la misma, “volvé en media hora que te lo consigo”.
La mayoría de las veces cumplían, porque en el galpón “escondido”, el stock de autopartes no se agotaba nunca.
El desarmadero creció tanto que necesitaron construir un entrepiso para acumular los productos con poca salida.
En una de las oficinas del taller marcaban, de manera minuciosa, cada una de las autopartes con la marca y el modelo del auto que se estaba desarmado.
Hace unos meses durante un megaoperativo en la zona de Warnes, el local que funcionaba como fachada del desarmadero fue inspeccionado y todo parecía estar en regla.
El caso mas evidente es el de los cristales, que través del grabado de patente es muy fácil detectar la procedencia del vehículo.
A través del grabado de autopartes se puede detectar de forma virtual si el vehículo tiene pedido de secuestro o si está autorizado para su desguace.
Los desarmaderos pagan cerca 10 mil pesos por cada auto que reciben de los delincuentes.
El operativo estuvo a cargo de la División Sustracción de Automotores de la Policía de la Ciudad junto a la Fiscalía Penal y Contravencional de faltas Nº1.