La Plata: están identificados los acusados de matar al joven que salió en defensa de su esposa

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Los ladrones son del barrio”, fue la respuesta que, al unísono, dieron Ramona (39), la pareja del joven asesinado de un balazo el domingo en La Plata por tres delincuentes, y una clienta que en ese momento estaba comprando en el almacén del cual la primera es propietaria.

La afirmación había sido confirmada por la Policía algunas horas antes. Un día después del homicidio de Aldo Roa Servin (30), la “calma” ya volvió a un sector de la Ciudad en el que los asaltos armados son moneda corriente.

El comercio que atiende Ramona, que es paraguaya, está emplazado en el mismo terreno que la casa donde vivía con Roa Servin (de la misma nacionalidad).

La zona consta de casas precarias, en algunos casos de material y en mayor parte de chapa y madera. En esa cuadra la calle es de tierra y se encuentra en pésimas condiciones. Por eso el tránsito sobre todo es de peatones y ciclistas.

Todavía golpeada por el episodio, Ramona accedió a conversar con EL DIA para contar la secuencia que desencadenó en la muerte de su novio.

“Fue temprano, cuando estaba por salir. Al abrir el portón se me abalanzaron tres muchachos de entre 18 y 22 años, uno de ellos armado, para intentar robarme”, sostuvo.

La empujaron e intentaron llevarla hacia el interior de la propiedad. Entonces comenzó un forcejeo entre la mujer y los atacantes en el que ésta intentó repetidas veces quitarle el arma a quien la empuñaba.

En medio de esa trifulca con los ladrones, “le alcancé a sacar la pistola al que me apuntaba, pero él la recuperó”, señaló.

Según su testimonio, la envalentonó la certeza de que los agresores eran chicos y por lo tanto “tenía alguna chance de desarmarlos”.

Sin embargo, tres contra una fue demasiado para Ramona y, la segunda vez que estuvo a punto de lograr su cometido, uno de ellos la empujó y le dio un culatazo en la cabeza, según relató en una charla con este diario.

Tras el golpe, “me caí de rodillas en la vereda y perdí el conocimiento unos segundos”, aseveró.

Al despertar, “estaba perdida, no entendía nada. Cuando me di cuenta de lo que pasaba, salí corriendo hacia enfrente y empecé a gritar”, manifestó.

Hasta ese momento, Ramona no sabía lo que había ocurrido con su compañero: “Nunca escuché el disparo”, explicó.

A pocos metros de ahí, Aldo yacía con una herida mortal en el pecho. Murió horas después, mientras se encontraba internado en el hospital San Martín.

“Esta fue la cuarta vez que intentaron robarme en mi casa. Las dos primeras hice la denuncia y nunca pasó nada. Ante la falta de respuesta ya dejé de acudir a la Policía, porque me da miedo que después tomen algún tipo de represalia”, lamentó.