A cinco años del crimen de Ángeles Rawson, la chica de 16 años que en 2013 fue abusada y asesinada en su edificio del barrio porteño de Palermo y cuyo cadáver fue desechado a la basura, los padres de la víctima y el gobierno porteño inaugurarán el primer “banco rojo” en homenaje a víctimas de femicidios.
En tanto, el portero Jorge Néstor Mangeri (50), condenado por el femicidio, aguarda que la Corte Suprema de Justicia de la Nación analice el último recurso de apelación presentado por su defensa para confirmar si revisan la sentencia o si queda firme la prisión perpetua que lo mantendrá en la cárcel otros 30 años.
Los padres de la víctima, Jimena Aduriz y Franklin Rawson, anunciaron a través de sus redes sociales que el domingo, día en que se cumple el quinto aniversario del asesinato de su hija, inaugurarán a las 20, junto al jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, el primer “banco rojo” de la Capital Federal en la plaza Jacarandá, ubicada en avenida Santa Fe 5091.
Ésa es la plaza donde “Mumi” -tal como le decían a la víctima-, jugaba cuando era niña y ya el año pasado se colocó allí una plaqueta recordatoria en homenaje a Ángeles.
El “banco rojo” es un símbolo “en homenaje a las mujeres y niñas víctimas de femicidio” que tiene como objetivo “concientizar y visibilizar la violencia de género”, anunció Aduriz en su página de Facebook.
Por su parte, fuentes penitenciarias indicaron que Mangeri continúa cumpliendo su condena a perpetua en el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza.
Allí, está alojado en el módulo 1, en un pabellón donde tiene como compañeros a otros presos por causas resonantes como Eduardo Vásquez, el ex baterista de Callejeros condenado por el tragedia de Cromañón y el femicidio de su esposa Wanda Taddei, y Mario Segovia, el denominado “Rey de la Efedrina”.
“Está terminando la primaria. Sigue siendo el ‘fajinero’ del pabellón, es decir, quien se encarga de la limpieza del lugar. Va a la biblioteca, hace caminatas por la cancha de fútbol y tiene buena conducta. Su mujer, Diana Saettone, lo visita una vez por semana”, dijo la fuente penitenciaria consultada.
Respecto a la causa judicial, Mangeri ya fue condenado a prisión perpetua tanto en primera instancia por el Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) 9, durante el juicio realizado en 2015, como en segunda instancia por la Sala II de la Cámara Nacional de Casación en lo Criminal y Correccional, que el 7 de junio del año pasado confirmó la condena.
Luego, el abogado Adrián Tenca, defensor de Mangeri, presentó un recurso extraordinario, pero el 11 de septiembre último la misma Cámara de Casación rechazó ese recurso por “inadmisible”.
La última alternativa que tuvo Tenca fue presentar un “recurso en queja” directamente ante la Corte Suprema que, según informaron fuentes judiciales, está circulando por las distintas vocalías de los ministros del máximo tribunal del país.
Si la Corte rechaza este recurso, la prisión perpetua de Mangeri quedará firme en forma definitiva, por lo que al ex encargado de Ravignani 2360 recién podrá pedir libertad condicional en 2048, tras 35 años tras las rejas, cuando tenga 80 años.
Lo única alternativa que tiene para dejar la cárcel diez años antes, es que en 2038, cuando cumpla 70 años, le den la prisión domiciliaria.
En el juicio se dio por probado que el 10 de junio de 2013, a las 9.50, Ángeles (16) regresaba de su clase de gimnasia, llegó al edificio de Ravignani 2360, en Palermo, pero no entró a su departamento de la PB “A” porque se encontró en el hall con Mangeri.
Para el TOC 9, el encargado llevó a “Mumi” a algún sitio del edificio y allí inició un ataque sexual que, por la resistencia de la víctima, terminó en el homicidio con la chica sofocada, estrangulada y luego arrojada a la basura, razón por la que al día siguiente su cadáver fue hallado en la planta de la Ceamse de la localidad de José León Suárez.
Si bien en un principio las sospechas se centraron sobre el padrastro de la chica, el caso se esclareció cuando el propio Mangeri, al ser llevado a declarar como testigo en la causa, primero dijo que había sido apremiado por la Policía y luego se autoincriminó y quedó detenido cuando le dijo a la fiscal Paula Asaro: “Soy el responsable de lo de Ravignani 2360. Fui yo”.
Los análisis de ADN luego comprobaron que debajo de las uñas de Ángeles se halló el patrón genético de Mangeri, lo que demostró que la chica intentó defenderse del ataque y antes de ser asesinada alcanzó a rasguñar al portero que tenía en distintas partes de su cuerpo varias excoriaciones compatibles con arañazos.