El ex secretario de Obras Públicas José López fue dado de alta del Programa Interministerial de Salud Mental (Prisma), tras haber permanecido un mes internado para su evaluación psiquiátrica luego de haber mostrado tendencias autoagresivas durante su paso por los tribunales de Comodoro Py, pero continúa detenido en el hospital penitenciario central del penal de Ezeiza.

Así lo aseguraron hoy a Télam fuentes del Servicio Penitenciario Federal (SPF), luego que se confirmara desde el Prisma que el ex funcionario había sido dado de alta luego de haber concluido su período de evaluación en esa área del penal de Ezeiza, destinada a detenidos con problemas psiquiátricos o de adicciones.

No obstante, a pesar de no tener el cuadro de salud mental que tenía cuando ingresó, ahora se encuentra alojado en una celda con cama en el hospital penitenciario central, hasta que esté en condiciones de ser derivado a un módulo en una celda común.

El alta de López fue confirmada a Télam por Jessica Muniello, la coordinadora de ese programa de salud mental del penal, que precisó que el ex funcionario “ya no está en el Prisma”, y que aclaró que el período de evaluación no está predeterminado sino que “depende de cada paciente”.

“López ya no está en el Prisma, pero no somos nosotros los que determinamos dónde será alojado, sino el Servicio Penitenciario Nacional”, dijo la psicóloga que se desempeña hace seis años como coordinadora del Prisma, que dejó en claro que de todas formas, si lo requiere, López “continuará con su medicación”.

La psicóloga advirtió también que “no es el Prisma el que determina si el detenido está en condiciones o no de declarar como tampoco si es imputable o inimputable”.

La coordinadora de este programa que ha recibido un premio de Naciones Unidas como mejor programa de salud, no quiso referirse al diagnóstico de López por considerar que es parte del “secreto profesional”, pero explicó que muchos pacientes que pasan por el Prisma no necesariamente tienen que tener alteraciones mentales, sino que muchas veces son víctimas del “impacto” que les genera estar en la cárcel, en especial cuando se trata de detenidos que están allí por primera vez.

Muniello contó también que los pacientes de Prisma participan de talleres, pero que en el caso de López no ocurrió así porque “siempre estuvo en período de evaluación”, es decir en forma transitoria y no permanente. Además, precisó que se intenta no medicar a los pacientes cuando no es necesario, precisamente para priorizar la integración del detenido-paciente, fomentar el diálogo, y la participación en actividades.

“No se puede hablar de salud sin hablar de derechos humanos”, dijo Muniello a Télam, y señaló que en el Prisma los detenidos-pacientes tienen incluso más atención que la que podrían tener en un hospital, ya que hay “un psiquiatra, un psicólogo y una asistente social” por cada uno de los 65 pacientes que allí se alojan.

Además, señaló que hay una guardia las 24 horas, que consiste en un psiquiatra, un psicólogo y dos enfermeras, y añadió que ellos se encargan de la atención médica y el SPF de la seguridad en ese módulo del Penal de Ezeiza.

López ingresó al penal de Ezeiza el 13 de junio luego de haber sido detenido mientras intentaba esconder en un convento de General Rodríguez bolsos con 9 millones de dólares, durante la madrugada. Su llegada al Prisma fue consecuencia de algunas actitudes que mostró durante su paso por los tribunales de Comodoro Py, como golpes que se dio en la cabeza dándola contra la pared, que hicieron pensar en que podía representar un riesgo para su vida.