Los secretos de la banda del “Gordo Postre” y “Chicho”

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“Acá encontramos un par de euros y unos pesos largos, hermano… Encontramos el brillo, todo…”. Mientras la víctima paseaba su perro por las calles marplatenses, la banda que se hizo conocida por el apodo de su jefe, “El Gordo Postre”, le desvalijaba la casa. Esa es una de las tantas escuchas que se difundieron ayer y que desentraña cómo operaba esta organización a la que le adjudican al menos nueve entraderas en Mar del Plata, Balcarce y Miramar, aunque creen que fueron más de 15. Todo ocurría bajo el ala protectora de “Chicho”, encargado de vigilar a la Policía.

La investigación comenzó en junio y en las últimas horas fueron arrestados tres de los seis integrantes de esta banda que se dedicaba a cometer entraderas, en su mayoría en casas de jubilados y, en algunos casos, hasta llevaban medicamentos para envenenar y matar a los perros de sus víctimas, por eso también se los bautizó “Mataperros”. En otros, simulaban ser policías o empleados de correo para ganarse la confianza de las víctimas, publica el diario Clarín.

En todos los robos investigados por la Fiscalía N° 13 de Mar del Plata, a cargo de Mariano Moyano, se constató que la banda hacía tareas de inteligencia previa, con Lucas Martín Arcenegui (25), “Chicho”, como pieza clave. Lo detuvieron el sábado cuando caminaba por avenida Antártida Argentina al 3400. Ese mismo día, en el marco de ocho allanamientos, arrestaron a Walter Alejandro Peluffo, “El Gordo Postre”. Y el martes fue apresado el tercer sospechoso: Marco Antonio Alegría Romano (36).

El padre de “Chicho” ya había caído en un robo de la banda en Balcarce, cuando se hizo pasar por un empleado de Edea –empresa proveedora de energía de la Costa Atlántica– para meterse en la casa de una jubilada. Su hermano, Damián Alejandro Arcenegui, es uno de los tres prófugos. Los otros son Luis Diego Alegría Romano (34) y Félix Enrique “Quique” Sosa (32), quien en uno de los robos, al ser sorprendido por la dueña de casa, la tomó del cuello y la desmayó.

La banda actuaba con suma violencia contra los jubilados. El 19 de noviembre, robaron en una casa de Stróbel al 5800: adentro había un matrimonio, de 79 y 74 años. Al hombre le pegaron de tal forma que perdió dos dientes.

Aunque no fueron tantos los casos donde se encontraron cara a cara con sus víctimas, ya que “Chicho” cuidaba que no fueran descubiertos. “Era el encargado de monitorear la frecuencia policial durante los robos. Sus cómplices le avisaban cuándo y dónde iban a dar el golpe y él, desde la comodidad de su casa, les informaba qué pasaba con la Policía, si algún vecino había llamado al 911 para denunciar movimientos extraños en la cuadra y si tenían vía libre para huir”, explicaron al diario Clarín fuentes del caso.

“Chicho” también chequeaba si había gente en las casas marcadas para asaltar. Ahora cuenta las horas desde una celda.