Investigan la muerte del hijo de una mujer que acusó a traficantes

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Mario Roberto Taboada tenía 26 años y el 24 de mayo de 2014 apareció muerto cerca de una zona de boliches de la capital riojana. Primero se pensó en una sobredosis. Pero luego las pericias toxicológicas precisaron que alguien había desmayado al joven con cloroformo y luego le había inyectado una mezcla de ketamina y potasio para asesinarlo.
Según publica el diario Clarín, la Justicia detuvo a un conocido suyo como autor del homicidio. Pero la madre sostiene que hubo más cómplices y que se trató de un crimen por encargo, ordenado por narcos de su barrio a los que ella había denunciado.

Según detalló Mirta Collante, mamá de la víctima, la noche del crimen Mario había acordado encontrarse con un amigo de la infancia con el que jugaba al básquet, Matías Oliva (27). La cita era en una casa de la calle España, en el barrio Ferroviario de La Rioja. Su hijo le había comprado al otro joven un teléfono celular para regalárselo a su novia, por un valor aproximado de 7.000 pesos. Como tenía un buen trabajo en el Tribunal de Cuentas municipal de la capital riojana, en algunas oportunidades ya le había prestado plata a su amigo.

La cita entre Mario y Oliva estaba prevista para las 21.30 horas. Un rato después, siempre según Mirta Collante, hubo testigos que vieron a su hijo desmayado o ya muerto en el asiento del acompañante de un coche conducido por su amigo.

Una mujer incluso señaló haber presenciado cuando Oliva descartaba una bolsa con gasas manchadas de sangre y jeringas.

En la mañana del 24, los padres de Mario comenzaron a intentar localizarlo en su celular. Mirta y su marido estaban preocupados: el joven no aparecía por ninguna parte. La noche previa, había quedado en pasar a buscar a su novia a eso de las 23. Pero nunca llegó. Para ese entonces, la Policía ya había encontrado en la zona sur de la ciudad, en un camino que lleva a una finca llamada “El Pinar”, el cuerpo de un joven que no llevaba sus documentos encima: era él.

“Mi hijo no tenía enemigos, era un chico sano, criado con valores como el respeto, la solidaridad, el amor al prójimo y la responsabilidad”, contó Mirta Collante. Mario tenía varios pinchazos de jeringas en sus brazos, muy precisos.

También tenía restos de sangre en la nariz, que habrían sido provocados cuando lo durmieron con cloroformo. La investigación derivó en el arresto de Oliva y en un allanamiento en su departamento, donde secuestraron jeringas,medicamentos inyectables y formol.

Oliva estaba en pareja con una joven que trabaja como instrumentadora quirúrgica. Según dijo ayer a Clarín Luis Carreño, abogado de la familia de la víctima, ambos habían acumulado deudas por alrededor de 35.000 pesos, que saldaron días después de sucedido el crimen.

“Oliva premeditó y organizó el asesinato de mi hijo”, asegura Collante. La mujer sospecha que actuó, como mínimo, con la complicidad de su pareja. “Lo más grave es que no tenemos el móvil del crimen debido a que la Policía no hizo bien su tarea”, remarca.

El acusado se negó a declarar. “Sabemos que los pinchazos fueron precisos y él no tenia conocimientos para hacerlos”, agrega Mirta. El juez Daniel Barría dijo a medios locales que, como hipótesis, no descartan nada. Una de estas, sostenida por los familiares, refiere a un crimen por encargo en el marco de una venganza narco, por una denuncia que hicieron ellos contra narcos de su barrio en el año 2011. Otra de las hipótesis apunta a la desesperante situación financiera que atravesaban Oliva y su pareja.