Piden que juicio para uno de los hijos del capo narco Mameluco Villalba

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El fiscal federal de Lomas de Zamora, Leonel Gómez Barbella, solicitó la elevación a juicio de siete personas acusadas de integrar una banda dedicada a la producción y comercialización de drogas, entre los cuales se encuentra el hijo de Miguel Angel “Mameluco” Villalba, preso en la cárcel de Ezeiza.

Los imputados fueron detenidos en junio del año pasado, en el marco de 29 allanamientos en los distritos bonaerenses de Ezeiza, Esteban Echeverría, Pilar, Almirante Brown y San Martín.

Entre los acusados se encuentra Alan Marcial “el Pelado” Villalba, hijo de “Mameluco” Villalba, preso desde 2014 en la cárcel de Ezeiza.

Según se determinó durante la investigación, Alan habría tomado las riendas de la venta de estupefacientes una vez producido el encarcelamiento de su padre, quien a su vez controlaba y monitoreaba la actividad desde un celular en el penal.

El fiscal encuadró las conductas de los imputados en el delito de tráfico de estupefacientes en la modalidad de tenencia con fines de comercialización, agravada por la participación de tres personas organizadas, en calidad de autores, a excepción de Yesica Teresita Fulles, a quien consideró partícipe secundario.

También requirió la extracción de testimonios para continuar la investigación sobre otras personas y hechos vinculados al accionar delictivo de la organización.

Según el dictamen del fiscal Gómez Barbella, a lo largo de la pesquisa se logró acreditar que la actividad de la organización era la adquisición de marihuana y cocaína a grandes escalas, mediante el financiamiento para la compra de la misma por parte de Villalba hijo.

Luego se fraccionaba, acondicionaba y embalaba, para finalmente ser comercializada en los diferentes pasillos de la Villa 18 de Septiembre de la localidad de Billinghurst, partido de General San Martín.

Según informó la página “fiscales.gov.ar”, las conductas ilícitas que llevaba adelante esta organización se realizaban en diferentes puntos de la provincia de Buenos Aires y su destino final era la comercialización al menudeo de estupefacientes en los pasillos de la villa mencionada, donde se apostaban los vendedores.

Allí también se emplazaban viviendas precarias utilizadas como “bunkers” para el resguardo de material estupefaciente.

En la recintos situados en Ezeiza se guardaba el dinero producto de la venta, parte de la droga y elementos relacionados con esa actividad.

La estructura contaba con logística propia que incluía gran cantidad de dinero en efectivo para la adquisición de material estupefaciente, la disposición de varios automóviles para movilizarse, armas de fuego para protección y la utilización de diversos aparatos de telefonía celular para evadir cualquier accionar de la justicia.