Uno de los presuntos autores del crimen de Roberto Gerardo Chwat, el gerente de la editorial Sigmar que fue asesinado en una entradera en su casa de Vicente López el 27 de octubre pasado, fue detenido hoy en la localidad bonaerense de Moreno, informaron fuentes judiciales.

Se trata de Leandro Barzola (24), quien era uno de los dos prófugos que tiene la causa y está sindicado por los investigadores como posible autor material del asesinato.

Tras permanecer prófugo once días, Barzola fue localizado y detenido en un procedimiento realizado esta mañana en una casa ubicada en la calle Blas Pascal y Formosa, en el barrio Cascallares de Moreno.

El allanamiento de urgencia fue encabezado por Martín Gómez, uno de los fiscales que lleva a delante de la causa, y por detectives de las Delegación Departamental de Investigaciones (DDI) de San Isidro, la de Pilar y de la comisaría 5ta. de Vicente López con asiento en Balneario.

Los policías secuestraron en poder del imputado una pistola .45, mismo calibre que el empleado para asesinar a Chwat.

“Arribamos a ese domicilio a partir de una pista que venimos siguiendo desde hace unos días”, dijo a Télam uno de los investigadores judiciales.

Tal como ya lo habían averiguado los pesquisas por testimonios y evidencias, Barzola presentaba en su pierna izquierda una cicatriz de una herida de bala.

Es que de acuerdo a la investigación de los fiscales Gómez y Patricio Ferrari, Barzola se disparó accidentalmente en una pierna cuando escapó de la casa del gerente y tuvo que saltar por un ventiluz y, luego, por un cerco perimetral.

Barzola es el mismo sospechoso al que los investigadores tenían identificado primero con le nombre de su hermano menor, Nicolás Gonzalo (22), pero luego se aclaró que le usaba la identidad cada vez que caía detenido para que no le salieran los antecedentes.

Con Barzola, ya son dos los detenidos en el marco de la causa que también tiene presos desde la semana pasada al imputado Sasha Matías Martínez Castro (22), y los dos son, según los fiscales, los dos ladrones que entraron en la casa del editor y participaron del crimen.

Ambos está imputados por el delito de “homicidio agravado criminis causa”, es decir, cuando se mata para ocultar otro delito y lograr la impunidad, que tiene una pena de prisión perpetua.

En el expediente también permanece prófugo un tercer presunto cómplice, el concuñado de Barzola, identificado como Héctor “El Bebe” Gómez (30), quien de acuerdo a la pesquisa actuó como chofer de la banda.

Las novias de Barzola y Gómez, las hermanas Bárbara (19) y Florencia Lindner (21), también estuvieron detenidas acusados de encubrimiento agravado pero el viernes fueron beneficiadas con una excarcelación.

El crimen del Chwat (67) fue cometido poco antes de las 21.30 del jueves 29 de octubre en su casa de la calle Lisandro de la Torre 1640, de Vicente López -a sólo cinco cuadras de la Quinta Presidencial de Olivos-, cuando dos asaltantes irrumpieron por el portón del garaje en momentos en que el hombre ingresaba con su auto.

Si bien aún no está claro si fue porque el gerente comenzó a gritar para alertar a su esposa y a la empleada doméstica que habían entrado ladrones o si intentó atropellarlos con el auto, lo cierto es que uno de los ladrones le disparó un tiro que le atravesó el tórax y más tarde le causó la muerte cuando era atendido en el hospital.

La fuga de los autores del crimen quedó grabada en los videos de la casa de Chwat y, según los fiscales, son Martínez (el que pasa primero por la cocina con una gorra con visera invertida y barba) y Barzola (el segundo que aparece en el video, rapado y con campera negra inflable).

Como el portón del garaje se cerró y quedaron atrapados dentro de la casa, los delincuentes cruzaron la cocina y fueron a la entrada principal de la vivienda para huir.

Como la puerta estaba cerrada con llave, en uno de los videos se ve cómo con la culata de sus armas rompieron un ventiluz que hay sobre la puerta y escaparon por esa estrecha abertura con ayuda de una banqueta.

Los ladrones saltaron por la reja perimetral, ante la mirada de dos vigiladores privados que se hallaban dentro de sus garitas y que luego contaron que se escucharon un par de disparos.