Olor nauseabundo, cucarachas, falta de provisión de agua potable, sectores inundados con agua servida e instalaciones eléctricas sin aislación en ese contexto son las principales anomalías, que constituyen “violaciones a los derechos fundamentales”, que denunciaron penalmente el fiscal federal de Lomas de Zamora, Leonel Gómez Barbella, el fiscal general Abel Córdoba y el fiscal ad hoc Claudio Pandolfi, tras la inspección sorpresa realizada el martes pasado en el sector neurosiquiátrico del hospital intramuros de la cárcel federal de Ezeiza por el Sistema de Coordinación y Seguimiento de Control Judicial de Unidades Carcelarias.
La denuncia penal, presentada por los fiscales el viernes, recayó en el Juzgado Federal N°2 de Lomas de Zamora, a cargo de Federico Villena. El texto recorre las deficiencias constatadas por los funcionarios en los recintos del denominado Programa Interministerial de Salud Mental Argentino (PRISMA) y culmina solicitando medidas para “hacer cesar” la “situación paupérrima” del lugar, entre las que indica la entrega de colchones y ropa de cama, la reparación urgente de baños, duchas y canillas, la reparación de las instalaciones eléctricas, la limpieza integral de espacios comunes y celdas, la desinfección y erradicación de insectos, la reparación de ventanas y la fijación de un régimen de actividades de recreación y esparcimiento para las personas allí encerradas.
Los fiscales definieron el lugar como “insalubre” y pidieron la entrega de colchones y ropa de cama, reparación de instalaciones y limpieza, desinfección y erradicación de insectos.
Los fiscales remarcaron que la situación es grave no sólo porque se trata de un hospital psiquiátrico, sino también porque “la limpieza está a cargo de una empresa privada a la cual el Estado Federal le abona un canon mensual por mantener el espacio en las debidas condiciones de higiene y habitabilidad”.
En ese sentido, la denuncia repasa todas las normas nacionales internacionales violadas por funcionarios del Servicio Penitenciario Federal, tanto las relativas a derechos humanos como las que refieren a la especificidad del funcionamiento de instituciones carcelarias. En las medidas de prueba solicitadas al juez los fiscales solicitaron la individualización de quince funcionarios por cuyos cargos consideran en principio responsables de la situación.
En la inspección a ese sector de la cárcel destinado al alojamiento de pacientes con afecciones neuropsiquiátricas participaron el juez de la Cámara Federal de Casación, Gustavo Hornos; su colega de la Cámara Federal de La Plata, Antonio Pacilio; el defensor oficial Guillermo Todarello, presidente de la Comisión de Cárceles de la Defensoría General de la Nación; el procurador penitenciario de la Nación, Francisco Mugnolo, y el director general de Protección de Derechos Humanos de la Procuración Penitenciaria, Ariel Cejas Meliare; la médica psiquiatra de la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin), Laura Sobredo, la coordinadora del Área de Registro y Bases de Datos de la Procuvin, Ana Laura López, la coordinadora del área de Encierro de la Procuvin, Bárbara Franco, el secretario de la Fiscalía Federal N°2 de Lomas de Zamora, Gerardo Fernández, y Cintia Cibulskas, integrante de la misma Fiscalía, el miembro de la unidad de Procuvin en esa jurisdicción, Sergio Quirolo, y los fiscales denunciantes.
La denuncia remarca la gravedad de que el Estado pague un canon a una empresa privada para que mantenga “el espacio en debidas condiciones de higiene y habitabilidad”.
En la denuncia los fiscales concluyeron que el estado general del lugar es “insalubre” y detallaron la situación de cada espacio recorrido durante la inspección. El lugar cuenta con dos plantas con capacidad de alojamiento para treinta personas cada una, recintos destinados al ingreso y admisión, enfermería, consultorios, una zona para descanso del personal, un amplio espacio al aire libre donde hay una cancha de fútbol y un sector de recreación.
Una cárcel para las cucarachas
Los fiscales señalaron que en el sector de recreación era “elocuente la situación paupérrima” y describieron “el olor nauseabundo que allí había, el piso con enormes charcos de agua de los cuales también emanaba un olor más que desagradable, manchas en sus paredes que, al menos a simple vista parecía ser, materia fecal” y “una sola pileta de la cual no salía ni una gota de agua, sin elemento alguno de higiene”.
Los funcionarios y funcionarias pudieron constatar que sólo la mitad de las celdas “cuenta con ducha dentro del recinto” y que “en el caso de las celdas colectivas, cuentan con sector de duchas y sanitarios que en su mayoría se encuentran inutilizables por falta de iluminación eléctrica, la suciedad y los intensos olores nauseabundos”.
En un espacio de uso común el baño y las duchas se encuentran inundados “con un caudal de agua servida y turbia importante, sin luz eléctrica y con una notable suciedad que emana consecuentemente un olor fétido intenso con profusa cantidad de insectos”.
Los fiscales remarcaron que “ninguno de los baños del PRISMA cuenta con los accesorios necesarios para un sanitario de tipo hospitalario, habida cuenta de la necesidad de soportes, materiales de superficie y artefactos de apoyo especiales para pacientes con movilidad reducida o que se encuentran medicados, y cuya capacidad de mantener la estabilidad y equilibrio es relativa”.
En “casi todas las celdas” hay sólo un tubo lumínico mientras que en los baños la ausencia es “absoluta”.
En la denuncia también se describió que las cocinas de cada pabellón “presentan suciedad acumulada y circulan por la mesada y paredes un sinfín de cucarachas en forma permanente, constatando gran cantidad de ellas dentro de los muebles bajo mesada que, por ello, se han tornado inutilizables”.
Las deficiencias en la instalación eléctrica fueron constatadas en las celdas de los dos pabellones.
“En algunos casos para prender la luminaria de la celda los pacientes-detenidos deben unir ambos cables a través de la manipulación directa”, indicaron los fiscales, y observaron que “el radio de influencia del agua de la ducha y/o pileta podía alcanzar a las conexiones eléctricas precarias y sin aislación”, en un contexto en el que también los inodoros “pierden y/o se rebalsan al ser activados, produciendo la inundación de la celda”.
Tampoco el lugar cuenta con buena iluminación. En “casi todas las celdas” hay sólo un tubo lumínico mientras que en los baños la ausencia es “absoluta”.
En tanto, en varios colchones “se observó daño o destrucción parcial, con roturas en la funda y dispersión del relleno, manchas y quemaduras”. Las camas cuentan con una sábana de “higiene deficiente”, que es utilizada como funda del colchón o para cubrirse.
Por otro lado, cada celda cuenta con una ventana, algunas de las cuales se encuentran soldadas, por lo que “no es posible la ventilación a través de la circulación y renovación de aire”. (fiscales.gob.ar)