En un desprendimiento de la causa judicial que investiga la existencia de una o varias organizaciones dedicadas a la riña de gallos en la Ciudad de La Plata, que hace 17 días impulsó un allanamiento en un predio situado en Abasto, personal de la seccional 10ª realizó ayer tres operativos en la localidad de Gorina, donde demoró a un efectivo policial y secuestró más de 100 aves con signos de haber participado en peleas clandestinas, informaron fuentes judiciales.
El agente, un subteniente del Comando de Patrulla La Plata Norte, que fue identificado como Emanuel Alfonso Antoni, ya quedó desafectado de servicio, por disposición de la Dirección de Asuntos Internos, y hoy será indagado por el fiscal Alvaro Garganta, quien está a cargo de la pesquisa, por “Infracción a Ley Nacional Nº 14.346, de Protección a los Animales”, agravado por su condición de funcionario, publica el diario El Día.
De acuerdo al reporte oficial, en su vivienda de la calle 488 entre 132 y 133 se encontraron unos 60 gallos de riña, que estaban en una parte trasera de la propiedad, donde además se incautó un Peugeot 408 blanco cero kilómetro.
En tanto, a pocas cuadras de ese lugar, en las calles 483 entre 134 y 135, el personal que intervino en la diligencia, bajo directivas del subcomisario Daniel Claure, presuntamente procedió al secuestro de otras 50 aves, medicamentos, guantines, alfombras y un ring.
Al parecer, ese inmueble pertenecería a un familiar directo del policía demorado, quien, según una versión no confirmada, habría sido quien lo introdujo en esta actividad.
Por último, en una finca de Villa Castells, ubicada en la calle 492 entre 10 y 11, se hizo el tercer y último procedimiento de la jornada, aunque solamente hallaron ocho gallos de riña.
Respecto del destino de los animales, como sucedió en el allanamiento del 23 de mayo pasado, en Abasto, ante la imposibilidad de llevarlos a una comisaría u otra dependencia de la fuerza, se los dejó a las mismas personas, pero en el carácter de depositario judicial, con la obligación de permitir, una vez por semana, el ingreso de un veterinario para su control sanitario.
En ese sentido, cabe destacar que ese profesional participó de los allanamientos y fue quien comprobó que varias de las aves presentaban lesiones compatibles con las peleas clandestinas.