Un tribunal oral absolvió a un preso acusado de asesinar a otro en una revuelta carcelaria, y ordenó investigar a los agentes del Servicio Penitenciario Federal que presenciaron la pelea sin intervenir para interrumpirla.
El fallo fue adoptado por el Tribunal Oral Federal número 1, como corolario de los hechos ocurridos en el penal de máxima seguridad de Ezeiza.
El fiscal de juicio, Juan Martín Nogueira, resaltó que la pelea entre los presos se produjo con armas artesanales, comúnmente conocidas como facas, “que las requisas no encuentran”, y ante la pasividad de los guardiacárceles, que “son espectadores de lujo de las tragedias que suceden”.
“No ingresan a los lugares y sólo atinan a disuadir golpeando un acrílico, donde el grupo de requisa llega después de sucedidas las tragedias y no encuentra ninguno de los elementos que se usan para herir”, embistió, al pedir la investigación contra los efectivos del SPF.
Más aún: el fiscal consideró que al existir una pelea con armas blancas, y sin que se pudiera establecer fehacientemente cómo habían ocurrido los hechos, el acusado por el homicidio actuó en “legítima defensa”, por lo cual no puede ser condenado.
“¿Qué opciones tiene una persona en un lugar así frente a un desafío o una situación de enfrentamiento, donde pareciera natural la existencia de armas y la inutilidad absoluta de sistemas de seguridad?”, disparó el fiscal.
Los jueces Germán Castelli, Carlos Vallefín y Carlos Rozanski coincidieron en la valoración de los hechos y absolvieron al acusado, quien afrontaba cargos por “homicidio simple” por el episodio ocurrido el 28 de marzo de 2013.
El fiscal valorizó la “condición de prisionizado” del acusado, lo que “marca un punto de vulnerabilidad especial a tener en cuenta en la perspectiva de sus posibilidades de defensa en el sistema en el que evidentemente coexiste: un sistema que, lejos de resguardarlo, lo dejó librado a la ley del más fuerte”.
