Singular peritaje sobre zapatillas de Martín Del Rio complica al acusado del doble parricidio

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Un particular peritaje que analizó tres pares de zapatillas secuestradas a Martín Del Rio será empleado como un nuevo indicio en contra del acusado del doble parricidio de Vicente López, ya que para los investigadores de la causa, el desgaste de las suelas es compatible con el andar del “caminante encapuchado” que quedó filmado cuando llegaba y salía de la escena del crimen.

El Informe pericial -al que accedió Télam-, fue incorporado en las últimas horas a la causa que dirigen los fiscales de Vicente López Marcela Semería, Martín Gómez y Alejandro Musso.

Elaborado por expertos en rastros de la Subdelegación de Policía Científica de Vicente López, el peritaje analizó tres pares de zapatillas que le fueron secuestrados a Del Rio (48) el día de su detención en su domicilio del barrio Barrancas del Lago del country Nordelta y, al día siguiente, en un departamento que el acusado alquilaba en el edificio Forum Alcorta del barrio porteño de Belgrano.

Si bien no hay certeza de que alguno de estos pares de zapatillas haya sido el empleado presuntamente por Del Rio el día del hecho, los tres tienen características similares -negras y con suela blanca-, al calzado con el que quedó filmado el denominado “caminante encapuchado” cuando el 24 de agosto último llegaba y se retiraba de las inmediaciones de la casona de Vicente López donde se cometió el doble crimen de José Enrique Del Rio (75) y su esposa María Mercedes Alonso (72).

El primer calzado analizado y rotulado como “Evidencia A1” es un par zapatillas marca Nike, modelo “Downshiter 8”, para running, de color negro y con suela blanca, talle 43.

“Notorio desgaste en la zona del antepié, más precisamente en la cara interna. En cuanto a la zona del retropié, se observa inclinación pronunciada hacia el lado interno. Todo ello producto del uso cotidiano de las mismas”, describen los peritos en el reporte, ilustrado con una serie de fotografías.

La “Evidencia A2” es otro par de zapatillas negras marca Hush Puppies, de estilo urbano, talle 43, con suela blanca y cordones negros.

Sobre ellas, el informe señal: “Se observa mínimo desgaste tanto en la zona del retropié como del antepié. Se aprecia una leve inclinación hacia el lado interno en ambos calzados”.

Las terceras y últimas zapatillas, rotuladas como “Evidencia B1”, son unas Nike “Rival 1234”, talle 44, también negras y con suela blanca, de estilo running y que los peritos describen como “sucias y con signos de desgastes propios del uso”.

Al analizar la suela, vuelven a referir que “se aprecia en ambas una inclinación hacia el lado interno como así también desgaste en zona del antepié y del retropié”.

Pero según confiaron a Télam fuentes judiciales, son las conclusiones del peritaje las que emplearán los fiscales como un nuevo elemento en contra del comerciante y que está relacionado a la particular forma que Del Rio tiene de caminar -zigzagueante y con una leve renguera de su pierna izquierda-, y que fue la característica por la que al menos varios testigos de su entorno -entre ellos su propio hermano-, lo identificaron como “el caminante” de los videos.

“En los tres pares de calzados indubitados, todos ellos presentan un común denominador en cuanto a la pisada del usuario, reflejándose esto en el desgaste característico de la suela, tanto en la zona del retropié como del antepié, con una clara preponderancia del pie izquierdo”, señala la conclusión del informe de Policía Científica.

La forma de caminar de Del Rio fue una de las claves para su imputación, detención y posterior dictado de su prisión preventiva.

Así describieron en su acusación los fiscales al “caminante encapuchado” de los videos al que identificaron como el acusado: “Denota claramente un defecto en su caminar, no sólo porque no guarda línea recta en el mismo, sino por especial muestra algún tipo de patología o defecto en su pierna izquierda”.

Por último, los peritos le sugirieron a los fiscales hacer dos nuevos estudios con el calzado: por un lado, “un análisis, por parte de un especialista, de la biomecánica de la pisada a fin de poder determinar la causa de dicho desgaste”, y por el otro, “un procesamiento químico” y un examen microscópico con el fin de “detectar la presencia de microgotas de posible tejido hemático y/o algún fluido biológico”.

En relación a la causa, los fiscales citaron para el próximo 16 de diciembre a ampliar su indagatoria a María Ninfa “Nina” Aquino, la empleada de las víctimas que fue la primera detenida en el caso y, luego de 13 días presa, fue liberada por falta de pruebas, en lo que podría ser el paso previo a que sea desvinculada del expediente.

José Enrique Del Rio (75) y su esposa María Mercedes Alonso (72) aparecieron asesinados -él de tres balazos y ella de uno- el pasado 25 de agosto en el interior de su automóvil en el garaje de su casona de la calle Melo 1101, de Vicente López.

Ambos estaban vestidos como para salir y con los cinturones de seguridad colocados, la mujer en el asiento del conductor y su marido en el del acompañante.

Si bien la empleada de la casa, “Nina” Aquino, fue la primera detenida ante la sospecha de que hubiera actuado como “entregadora”, el juez de la causa la liberó y el 7 de septiembre los fiscales detuvieron al hijo menor de los fallecidos, Martín, como supuesto autor de un doble parricidio cometido el día anterior al hallazgo.

Para los fiscales Gómez, Musso y Semería, con un “plan previamente diagramado” Del Rio asesinó a sus padres a balazos con una pistola calibre 9 milímetros el 24 de agosto pasado, entre las 17.33 y las 18.30, dentro del automóvil Mercedes Benz guardado en la cochera de la propiedad, tras lo cual robó el DVR con las grabaciones de las cámaras de seguridad y montó la escena para que parezca un homicidio en ocasión de robo.

En base a prueba fílmica, tecnológica y testimonial recopilada por la fiscalía, Del Rio quedó procesado con prisión preventiva -ya confirmada por la Cámara de San Isidro-, como autor de un “doble homicidio calificado por alevosía, por el vínculo, por el uso de arma de fuego y por ser criminis causa” (matar para lograr la impunidad), delito que prevé como única pena la prisión perpetua.

Para los fiscales, el móvil fue económico y está vinculado a los desmanejos financieros del imputado con los bienes y negocios familiares y la frustrada operación inmobiliaria por la cual las víctimas pensaban que ese mismo día iban a mudarse a un lujoso departamento del barrio porteño de Núñez, valuado en más de un millón y medio de dólares, y que Del Rio hijo nunca pudo concretar.