José Miguel Farfán (60) fue durante años una “figurita difícil” dentro del mundo del narcotráfico. No solo porque compraba voluntades -hay escuchas que lo vinculan con dos jueces-, sino porque también cambiaba su fisonomía, utilizaba varias identidades y hasta llevaba una doble vida. En febrero de 2019 lo capturaron en Bolivia, y finalmente ayer lo condenaron a 15 años de cárcel, en una de las penas más altas dictadas en el país por tráfico de drogas.
El fallo fue dado a conocer este viernes por el Tribunal Oral en lo Federal N° 2 de Salta, presidido por el juez Abel Fleming e integrado por Domingo Batule y Gabriela Catalano. Farfán, conocido como el “Chapo Guzmán del Cono Sur”, siguió el juicio de manera virtual desde el Complejo Penitenciario Federal de Ezeiza, donde se encuentra detenido.
Este jueves el fiscal general de la Unidad Fiscal Salta, Carlos Martín Amad, pidió que se lo condene a 18 años de prisión por “transporte de estupefaciente agravado por el numero de partícipes”, publica el diario Perfil.
En su alegato, el funcionario judicial señaló a Farfán como coautor del transporte de 411 kilos de cocaína, un cargamento que fue descubierto el 12 de septiembre de 2013 en la ruta 34, a la altura del kilómetro 680, en la provincia de Santiago del Estero.
Amad explicó que la droga, que había salido de una finca del capo narco, en Apolinario Saravia, se hallaba oculta en una camioneta marca Toyota conducida por Héctor Segundo, quien fue condenado a 11 años de prisión por el Tribunal Oral Federal N°1.
Para el fiscal, Farfán “intervino en todo momento de la cadena del transporte”, aunque de una manera ausente físicamente. “Coordinó la obtención del estupefaciente, dispuso su acondicionamiento y, al momento del embarque, fue al frente de todo el convoy, al volante de un automóvil VW Vento azul, sin que pudiera ser detenido”, explicó en su alegato.
En una de las comunicaciones telefónicas interceptadas, el “Chapo del Cono Sur” develó haber pagado una coima al exjuez federal Antonio Solá Torino, quien por este hecho fue destituido y condenado a seis años de prisión en 2016.
Coimas, dinero y buena vida
Sus contactos en la Justicia y las fuerzas de seguridad, pero sobre todo su poderío económico, le sirvieron para vivir en la clandestinidad durante varios años.
En las últimas dos décadas pasó por varias cárceles, pero siempre se la ingenió para salir. En 2004, cuando cumplía una condena a cinco años de prisión, fue declarado en rebeldía cuando no regresó de una salida transitoria. Recién cuatro años después lo volvieron a detener, esta vez en la provincia de Tucumán, pero el polémico juez Sola Torino, que se suicidó en noviembre de 2020 cuando iba a ser detenido, lo excarceló de manera irregular.
En septiembre de 2013, cuando Gendarmería interceptó en Salta el cargamento de cocaína de 411 kilos por el que ahora fue condenado, se ordenó nuevamente su captura. Un año más tarde fue demorado en un control, pero el entonces juez federal Raúl Reynoso -condenado en 2019 a 13 años de prisión por favorecer a narcos- lo liberó en otra decisión controvertida.
En Santa Cruz de la Sierra, donde finalmente en febrero de 2019 fue arrestado, llevaba una vida de lujo: vivía en una mansión con una nueva familia y manejaba una costosa Hummer de color amarillo, según reveló, al momento de su detención, el diario Clarín. Allí aparentaba ser un empresario acaudalado con inversiones inmobiliarias millonarias. Su nombre era otro: Miguel Ángel Salazar.
En el juicio, el “Chapo del Cono Sur” se declaró inocente, aunque no logró convencer al fiscal ni a los integrantes del tribunal. Justificó el haber estado prófugo a “malas decisiones tomadas por su abogado defensor de entonces, a quien le endilgó la responsabilidad, como también a los exjueces Solá Torino y Reynoso.
El acusado también inculpó a Eliseo Nieves, quien era el encargado de una sus fincas. Según declaró estaba peleado con él por un asunto de negocios y por esa razón, aseguró, su empleado lo implicó en la maniobra de tráfico.
El monto de la pena
La condena que recibió Farfán es una de las más altas por tráfico de drogas en el país. Otros capos narcos más conocidos recibieron menos años. Por ejemplo, Jesús Martínez Espinoza, el capo narco mexicano que fabricaba drogas sintéticas en una casaquinta de Ingeniero Maschwitz, fue sentenciado a 14 años de prisión, al igual que Mario Segovia, conocido como “El Rey de la Efedrina”. A Williams Triana Peña, el cabecilla del clan colombiano involucrado en el escándalo del “narcoarroz”, le dieron apenas 7 años.
Marcos Estrada Gonzáles, el narcotraficante que durante décadas manejó el negocio de la droga en la villa 1.11.14, recibió una pena dos años mayor, aunque con una salvedad: le dieron 17 años en 2020, pero como tenía una condena anterior a 10 años de cárcel, la Justicia unificó la pena y por esa razón recibió una condena única a 24 años.
Solo los integrantes de la narcobanda rosarina “Los Monos” superan ampliamente estas condenas, aunque porque sumaron más años por otros delitos. Ramón “Monchi” Machuca, uno de los líderes, fue sentenciado en 2018 a 37 años de cárcel como jefe de la asociación ilícita y por la autoría intelectual de cuatro homicidios. Su hermano, Ariel “Guille” Cantero, recibió 22 años como jefe del clan y autor del crimen del bolichero Diego Demarre, ocurrido en mayo de 2013.