El abogado del hombre que denunció haber sido abusado por un capellán a los 13 años en La Plata, Juan Pablo Gallego, denunció una “reunión clandestina” entre la fiscalía y la defensa del cura para introducir a un testigo que favorezca al religioso.
“Tras pedir la detención del cura por amenazar a testigos y víctimas, nos encontramos con una reunión clandestina donde la defensa del sacerdote Eduardo Lorenzo intentaba introducir un testigo que lo favoreciera para continuar luego su raíd mediático de desacreditación de las víctimas”, dijo Gallego.
Julián Bártoli, de 32 años, denunció en la fiscalía de La Plata que conduce Ana Medina haber sido abusado desde los 13 años por el sacerdote quien fuera confesor del cura Julio César Grassi, entre 1999 y 2001, situación que definió como “un calvario que duró dos años y medio, con secuelas que duraron veinte años”.
Gallego aseguró que la causa había sido archivada hace diez años “cuando existían pruebas más que suficientes para vincular al sacerdote con los delitos sexuales que se le imputaban”.
Y añadió que “cuando obtuvimos esta reapertura produjimos en diez días lo que la fiscalía no hizo en diez años, al acercar testigos que confirmaron el modus operandi del sacerdote Lorenzo”.
Precisó que en las últimas horas “hubo una suerte de reacción del sistema de poder que existe en La Plata vinculado a Lorenzo, quien amenazaba a testigos con denuncias penales si testimoniaban en su contra”
Bártoli, en su denuncia, contó que el sacerdote reunía a un grupo todos los viernes, en su departamento, con la excusa de definir las actividades de los sábados del grupo de boys scout y, cuando todos se retiraban, él, de 13 años, se quedaba allí con el cura.
“Y ahí empezaba su ritual: se bañaba, se afeitaba, se perfumaba, se ponía su pijama y se acostaba y me pedía que lo besara para hacerlo dormir, que lo besara en el cuello, que lo abrazara”, relató el hombre.
Bártoli contó que en una oportunidad lo llamó a su habitación “y estaba sobre la cama, solo con la parte de arriba de su pijama, exhibiendo su pene desnudo y hablando lo más normal ¿qué les parece que esto genera en la psiquis de un chico? Al día de hoy no puedo acordarme qué pasó y qué me hizo”.
Lorenzo, confesor del padre Julio César Grassi, quien fue condenado a 15 años de prisión por “abuso sexual agravado y corrupción de menores”, era capellán general del Servicio Penitenciario bonaerense y en junio último fue apartado del cargo, aunque aún integra la planta del personal del organismo y percibe un salario.
En julio pasado, en declaraciones al diario platense El Dia, Lorenzo desmintió las acusaciones, dijo que no abusó de menores, aseguró sentir “un profundo dolor en el alma” y manifestó no “saber quién está detrás de todo esto, pero tengo mis sospechas”.