En 2003, un hombre de la localidad misionera de Oberá fue condenado a 10 años de prisión por abusar sexualmente de su hija.
Lo liberaron tres años antes por buena conducta, pero ahora volvieron a detenerlo por el mismo delito. Esta vez, la víctima fue otra de sus hijas, de tan solo 3 años. La nena ingresó a la Unidad Sanitaria local con fiebre alta.
El médico que la revisó descubrió las lesiones compatibles con un abuso sexual. Su mamá no se animaba a denunciar a su pareja, estaba amenazada. Entonces, fue clave el rol de la abuela.
“Si no hacés la denuncia, vas a quedar presa junto con tu marido. Eso no se hace, es un pecado”, insistió la mujer, según publicó El Territorio.
Finalmente las dos mujeres fueron a la comisaría de Campo Grande para denunciar al hombre.