Sin pistas de la odontóloga buscan reconstruir los últimos días del principal acusado

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La fiscal que investiga la desaparición de la odontóloga Gissella Solís Calle (47) ordenó ayer dos nuevos rastrillajes: uno a la mañana a la vera de las rutas 6, 215 y 53, a la altura de Etcheverry, y otro a la tarde, sobre la ruta 11, a la altura del arroyo El Pescado, en la ciudad de La Plata.

Ana Medina, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) N° 1 de La Plata, había anunciado este miércoles que no iba a pedir más operativos hasta no obtener una pista firme. Por eso, cuando esta mañana cerca de un centenar de policías iniciaron el primer rastrillaje se reavivó la ilusión de una familia que hace nueve días busca saber que le pasó a Gissella.

Según el sitio Perfil.com, los investigadores marcaron la ruta 6 a partir de los datos que arrojaron las antenas de los celulares que ubican en la zona al amante de la odontóloga y principal sospechoso por el caso, el ex combatiente de Malvinas, Abel Casimiro Campos (55).

Durante cerca de tres horas, policías a caballos, peritos de la Científica y caminantes recorrieron unos tres kilómetros en busca de indicios pero no encontraron casi nada.

Entre otras cosas, trabajaron un largo rato en una funda para tapizados de autos y también se detuvieron en una bolsa que contenía huesos, aunque rápidamente advirtieron que se trataba de un animal.

Los voceros señalaron que se llevaron para analizar distintas prendas de vestir, un tul de color rosa y, como en el operativo del martes pasado, dos sábanas que serán peritadas, pero sin grandes expectativas.

Cerca del mediodía de ayer, los policías dieron por terminada la búsqueda en la ruta 6, y tres horas más tarde comenzaron a rastrillar el camino a Magdalena, a partir del dato de un testigo que recordó haber visto a una camioneta amarilla de similares características a las del amante de la odontóloga. En el operativo trabajaron peritos, policías y hasta perros rastreadores de cadáveres.

La investigación. Por estas horas el principal objetivo de los investigadores pasa por reconstruir lo que pasó entre las noches del martes 15 de enero, el último registro que tienen de la víctima, y el jueves 16, cuando el acusado se tomó un colectivo a la ciudad de Lobería, donde los fines de semana vivía con su esposa y sus dos hijos.

Los pesquisas están convencidos que el ex combatiente de Malvinas salió de la casa Gissella, en las calles 127 entre 57 y 58, Berisso, en la madrugada del miércoles 16. Lo que no saben es si estaba viva o muerta.

La familia de la víctima todavía mantiene la esperanza de encontrarla con vida. Creen que podría estar desorientada en un lugar lejano a su domicilio, una situación poco probable.

Como contrapartida, la fiscal trabaja sobre la hipótesis del envenamiento. La sospecha surgió a partir del hallazgo de un insecticida muy potente que estaba entre las pertenencias de Abel Campos en la habitación 12 del hotel Catedral, donde el domingo pasado se suicidó de un disparo en la cabeza. Por esa razón, ordenó peritar dos copas de vino sin lavar que encontraron en la casa de la odontóloga.

Misterio. Gissella desaparece el martes 15 de enero después de encontrarse con su pareja en su casa de Berisso. Al día siguiente, Abel Campos registra su huella dactilar en el ingreso a su trabajo en IOMA La Plata (46 entre 12 y 13), a las 6.57 de la mañana.

Dos cámaras de seguridad ubican al acusado en las esquinas de 13 y 45 (11.45 AM) y 1 y 50 (12.37 PM).

Cuando lo consultan sobre la desaparición de Gissella cuenta que el miércoles regresó a la casa de la odontóloga para terminar una discusión del día anterior pero dice que ella no le abrió la puerta. Sin embargo, no hay cámaras ni testigos que sostengan esta versión y un amigo suyo reconoce que ese día, cerca de las 2 de la tarde, estuvo con él en la ciudad de Guernica.

Al día siguiente, el ex combatiente lleva su camioneta a un taller mécanico y lavadero de la localidad de Villa Elisa, en calles 51 y camino Centenario. Pide que le limpien hasta el baúl. Por la noche viaja en colectivo a la localidad de Tamangueyú (Lobería), para reencontrarse con su esposa y sus dos hijos.

Campos regresa el domingo a La Plata. Lo trae su mujer, según declara en la Justicia. El acusado no vuelve a su casa de City Bell, sino que se aloja en la habitación 12 del Hotel Catedral, de calles 49 entre 14 y 15, en el centro de la capital provincial. Cerca de la medianoche, personal policial intenta contactarlo para tomarle declaración. Se pega un tiro en la cabeza y muere horas después.