Una casa usurpada o una deuda por drogas, las dos pistas por el triple crimen de la Villa 31

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César “Mata por Gusto” Morán de la Cruz habría dado la orden y las llamas encendieron la noche de la Villa 31 bis. Cuando el fuego se apagó, aparecieron los tres cuerpos calcinados en un carro cartonero y un mensaje: el narco peruano no perdió los hilos del territorio, pese a estar recluido en la prisión de Rawson, en Chubut, donde fue enviado luego de que hallaran nueve celulares en su celda de Devoto, durante un allanamiento ordenado por otro homicidio.

Esa es la información que manejan por estas horas los detectives que trabajan en el esclarecimiento del triple crimen cometido en el interior del barrio de Retiro, donde la violencia se creía aplacada tras un megaoperativo que terminó con la banda de los Sampedreanos, aliados de Francisco Fouz Acosta, y un segundo procedimiento que puso en fuga a Bladimir Morán Joyo y envió a prisión a Zoila Joyo Choqicahua, hijo y ex esposa de Morán de la Cruz, respectivamente.

El móvil del triple asesinato estaría asociado al intento de usurpación de la vivienda de las víctimas por parte de la banda del “Loco César”, publica el diario Perfil.

Ante la negativa, la sentencia fue una ruidosa, macabra y visible muerte; un modus operandi que caracteriza a la organización. Las casas son muy anheladas por los narcos: no solo para la venta, el acopio, consumo y vivienda, sino también porque su posesión es una manera de plantar bandera.

Esa es la hipótesis más fuerte, aunque otra línea apunta al castigo por una deuda por la venta de droga, otro de los motivos que merecen pena de muerte en ese ámbito.

El cautiverio y la tortura previa antes de la muerte es una constante. Si la deudora es mujer, además, padece reiteradas violaciones.

El Loco, que cumple 15 años de prisión por un homicidio, aparece vinculado a varios crímenes recientes, todos ellos enumerados en el pedido de elevación a juicio realizado por el fiscal federal Jorge Di Lello, pese a estar detenido.

Según las pruebas que constan en el expediente, Morán de la Cruz encargó el homicidio de un familiar de su pareja, en reprimenda por una supuesta infidelidad, pero el sicario enviado se equivocó y mató a María Belén Peralta, de 19 años. Ocurrió en agosto de 2016. Aún no pidieron su indagatoria en esa causa.

Ese mismo año, pero en marzo, el cuerpo de Jorge Luis Irigoytia apareció tirado en un pasillo de la manzana N° 102. Tenía tres disparos en su espalda y uno en la cabeza. Por este homicidio, es señalado Bladimir “Cabecita” Morán Joyo, quien manejaría el negocio con indicaciones precisas de su padre.

En junio de 2015, fue ejecutada Mónica Rojas Palma en una peluquería, donde intentó guarecerse de los sicarios que la perseguían. No lo logró: las balas le atravesaron el tórax, el abdomen y el cráneo. Zoila Joyo –ex mujer de César– aparece como la entregadora. Al mes siguiente, fue el turno de Diego Alejandro Giménez Verón, hallado en las inmediaciones de la manzana 115. Su cuerpo presentaba múltiples heridas de arma blanca y los dedos pulgar y meñique de su mano derecha y el dedo meñique de su mano izquierda amputados y con torniquetes realizados con nylon y tela y varios orificios de bala en su torso, que le provocaron la muerte. En su boca, se encontró un envoltorio con droga. Las pericias determinaron que tenía lesiones compatibles con defensa y sujeción, que permaneció cautiva en algún domicilio del barrio por un período de tiempo no determinado, donde fue sometido a vejámenes, hasta que fue conducido al pasillo donde fue ejecutado.

Dos días más tarde, Jean Marquez Leao intentó escapar de dos hombres que lo habían ido a buscar a su domicilio. Corrió pero no fue más veloz que los 25 tiros que impactaron en todo su cuerpo. Cristian Sánchez Ircash fue la última víctima de la ola de crímenes.