Dos jóvenes de 21 y 24 años fueron asesinados a cuchillazos en una pelea en la puerta de una casa, donde se realizaba una fiesta entre amigos que había sido convocada por las redes sociales, en la localidad platense de City Bell, y por los homicidios fueron detenidos una mujer embarazada y un hombre -luego liberado-, informaron hoy fuentes judiciales.
El hecho ocurrió el sábado último frente a un chalet de la calle 7, entre 475 y 476, del barrio Savoia, de esa localidad del partido de La Plata, y los investigadores creen que los problemas se originaron porque los dueños de casa impidieron con armas blancas el ingreso de jóvenes del barrio que no estaban invitados y que se hallaban supuestamente alcoholizados.
El fiscal de La Plata que investiga el hecho, Marcelo Romero, aseguró a Télam que todo comenzó cuando “se desarrollaba una fiesta privada en el quincho de la casa y apareció un grupo numeroso de personas que no estaban invitadas e intentó ingresar”.
“Se trataba de una fiesta que había sido convocada por las redes sociales por lo que apareció gente que no era conocida por los organizadores. Estos jóvenes no eran bienvenidos y comenzaron a pelearse con quienes participaban de la fiesta”, explicó.
Romero agregó que, en ese marco, se originó “una gresca generalizada, en la que volaron botellas y otros objetos contundentes -ya que los jóvenes habían consumido alcohol y otras sustancias-” y que allí “se produjeron dos homicidios independientes uno de otro”.
Los investigadores aseguraron que en medio de la pelea, la dueña de casa y organizadora de la fiesta, identificada como Laura Sosa (21), embarazada de dos meses, salió de su vivienda con un arma blanca y asesinó a puñaladas en la espalda a Rubén Octavo (21), quien falleció en el acto.
En tanto, en otro episodio ocurrido pocos minutos después, otro joven llamado Nicolás Basualdo (28), aparentemente con algún parentesco familiar con Sosa, atacó a puñaladas a Maximiliano Mengarelli (24), quien cayó malherido y fue trasladado al Hospital San Roque de Gonnet, donde murió por heridas en la espalda.
“Presentaba una herida de arma blanca en región lumbar, entró con un paro cardiorespiratorio y falleció tras no responder a las maniobras de reanimación”, señaló en un parte médico la dirección de ese centro asistencial.
En tanto, la hermana de Octavo sostuvo que en ese lugar “siempre hubo peleas, tiros y mucha gente desconocida que venía de otros lados porque nunca hay controles”.
“Quisieron lavar una camiseta de Boca (utilizada por el supuesto homicida) manchada con sangre pero la Policía estuvo muy rápida y lo evitó”, contó la mujer.
Tras el hecho, el fiscal Romero libró órdenes de allanamientos en el domicilio donde se desarrolló la fiesta, en el que se detuvo a Sosa y se secuestraron seis cuchillos de hoja lisa, una remera de Boca Juniors y una campera de Gimnasia y Esgrima de La Plata con manchas hemáticas.
El segundo allanamiento fue en la calle 120, entre 521 y 522, en la casa de Basualdo, imputado por el homicidio de Mengarelli, donde se incautó un Fiat Uno.
“Secuestramos armas blancas que habían sido lavadas y que ahora están siendo peritadas para ver si coinciden con las heridas que recibieron las víctimas”, precisó el fiscal.
Al ser indagado ayer, Basualdo negó haber participado de la pelea que terminó con el asesinato de Mengarell, mientras que Sosa se negó a declarar el domingo, tras lo que Romero dispuso que quede alojada en la Comisaría de la Mujer, ya que está embarazada de dos meses y es madre de un niño lactante.
Su situación, de acuerdo a los investigadores, es la más complicada ya que diversos testigos refirieron haber visto cómo apuñalaba a Octavo por la espalda.
En efecto, fue liberado en las últimas horas porque no fue identificado por testigos y ahora las sospechas recaen en su hermano, quien fue filmado con un celular en la escena del hecho.
Pese a que en un principio se rumoreó que se trataba de una fiesta clandestina, el fiscal aclaró que se trató de una celebración familiar: “Si bien la reunión fue anunciada por Facebook, no se trató de una convocatoria abierta o masiva, sino de algo privado”, aseveró.
El caso fue caratulado “homicidio calificado por alevosía”, o sea cometido contra una víctima indefensa, por el fiscal Romero y el juez Pablo Raele.