Se entregó la monja japonesa acusada de “marcar” a las víctimas en el caso Próvolo

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Después de pasar 33 días prófuga, la monja japonesa Kosaka Kumiko se entregó ayer en una comisaría de Buenos Aires. La buscaban porque las víctimas del instituto de Mendoza Antonio Próvolo, sordomudas e hipoacúsicas, la habían señalado como la persona que los “entregaba” a los abusadores.

Aunque ya no estaba trabajando en en colegio y hace unos días otra religiosa declaró e intentó despegarla del escándalo, las autoridades le estaban siguiendo los pasos y en los próximos días será trasladada a la provincia donde será imputada por los delitos de abuso sexual y corrupción de menores, los mismos por los que ya están imputados y detenidos dos curas y tres administrativos de la escuela.

Kumiko tenía un pedido de captura nacional e internacional ordenado por el fiscal Gustavo Stroppiana. En la causa, que ya tiene 27 denunciantes, la acusaron de ser la encargada de “marcar” a las víctimas, golpeándolas y hasta tocándolas antes de “entregarlas” para que abusaran de ellas. Algunas chicas declararon que hasta les tiraba violentamente del vello púbico.

Con su detención ya son seis los imputados que tiene el caso: los curas Nicola Corradi y Horacio Corbacho y los administrativos Jorge Bordón, José Luis Ojeda y Armando Gómez. Corradi es el único que cumple arresto domiciliario, los demás esperan el juicio en la cárcel de Boulogne Sur Mer.