El cuerpo hallado hace una semana, mutilado y sin órganos, entre las localidades bonaerenses de Miramar y Mar del Sud fue identificado por medio de un cotejo de ADN.

A partir de la identificación del fallecido, los investigadores procuran determinar cómo el cadáver llegó hasta donde lo encontraron y en ese sentido ya determinaron que la tumba en el cementerio marplatense en el que debería estar el cadáver del bebé no fue profanada y recién mañana realizarán la apertura del ataúd.

De acuerdo a los voceros, la identificación de la víctima se logró luego de que los pesquisas solicitaron a la Morgue Judicial de Mar del Plata muestras de ADN de los niños muertos en los días previos al hallazgo del cadáver, las cuales fueron cotejadas con el patrón genético elaborado a partir de los restos óseos hallados a la vera de la ruta interbalnearia 11, entre la ciudad de Miramar y la localidad de Mar del Sud.

Así, los pesquisas determinaron que se trataba de un bebé de un año y cuatro meses que había fallecido el 10 de marzo último en un accidente doméstico en su casa de el barrio de El Boquerón, cercana a la localidad de Batán.

Según los investigadores, en aquel episodio el bebé, hijo de un matrimonio de bolivianos, falleció al atragantarse con una bombita de agua.

Los pesquisas quieren saber ahora cómo llegó el cuerpo de ese niño a la ruta 11, para lo cual está bajo investigación la morgue, el cementerio y hasta la casa velatoria.

El cuerpo mutilado, sin órganos ni dientes fue encontrado en la madrugada del martes de la semana pasada, 21 de marzo, a unos 20 metros del arroyo La Totora por un hombre de 45 años que circulaba en bicicleta por la ruta 11 desde Miramar y denunció lo ocurrido en el destacamento policial de Mar del Sud.

Por el estado de descomposición y por las mutilaciones sufridas, en un primer momento no pudo establecerse la identidad, el sexo de la víctima ni la causa de la muerte.

Desde el hallazgo de los restos, la fiscal Caro manejó distintas hipótesis y una de ellas apuntaba a una profanación de una tumba o nicho, o a un ritual satánico, una venganza mafiosa o un caso de tráfico de órganos, algo desestimado por especialistas en ablación.

En ese marco, una de las pistas que se investigaron fue determinar mediante una reconstrucción fotográfica de rostro si el cuerpo pertenecía a un bebé de un año y ocho meses que desapareció el 28 de octubre último junto a su madre, Milagro de los Ángeles Avellaneda (26), en Tucumán.

En tanto, la fiscalía puso en marcha junto a Red Solidaria una campaña pública para identificar el cuerpo encontrado, al tiempo que personal de la Sub Departamental de Investigaciones de Miramar realizó un relevamiento en hospitales y clínicas de la zona.

También se realizaron inspecciones en Mar del Plata y Necochea y se solicitó colaboración Sistema Federal de Búsqueda de Personas Extraviadas.

Por su parte, los peritos policiales que trabajaron en el lugar del hallazgo del cuerpo y posteriormente realizaron la autopsia estimaron que el cadáver estuvo refrigerado durante un período largo ya que observaron rasgos en la piel y en la descomposición distintos a los que se pueden ver habitualmente cuando los restos que son abandonados a la intemperie después de producida la muerte.