El carnicero prófugo por el crimen del empresario Roberto Fernández Montes, asesinado en el barrio porteño de Caballito, se comunicó con una de sus hijas para decirle que cuide a la familia y ya figura como una de las personas más buscadas por Interpol, informaron hoy fuentes de la investigación.

El prófugo Pedro Ramón Fernández Torres (50), de nacionalidad paraguaya, aparece con “red note” (alerta roja) en la sección “wanted persons” (personas buscadas) del sitio www.interpol.int, lo que lo hace uno de los fugitivos más buscados del mundo.

Allí, aparece también una fotografía del sospechoso y entre sus datos filiatorios figuran su identidad completa, la fecha y lugar de nacimiento -30/09/1966 en la ciudad de Asunción del Paraguay-, y que es buscado por el cargo de “homicidio”.

En tanto, fuentes de la investigación revelaron hoy a Télam que el día que se escapó, Fernández Torres se comunicó al teléfono celular de una de sus hijas desde un número privado y le dijo: “Cuidá a la familia”.

El dato fue incorporado a la causa a cargo del juez de instrucción Hernán Martín López, por los detectives de la División Homicidios que hicieron tareas de inteligencia en los domicilios que frecuentaba el prófugo.

Los mismos policías informaron en el expediente que hay otros allegados y parientes de Fernández Torres, que dijeron haberlo reconocido como el hombre que quedó filmado ingresando al edificio de la víctima en Caballito y luego manipulando el cadáver que bajaron envuelto en sábanas desde ascensor hasta el garaje.

Ayer, el único detenido que queda en la causa, Santiago Corona (34), yerno de la víctima, se negó a declarar otra vez al ser indagado nuevamente por el juez de la causa, quien reformuló la imputación y lo acusó de haber cometido el crimen junto al carnicero prófugo.

La esposa de Corona e hija de la víctima, Natalia Fernández Montes, en declaraciones a Canal 13, dijo que está viviendo una película de terror”, que le “arruinaron la vida” y que lo que hizo su esposo con su papá es “una atrocidad”.

La mujer agregó que Corona nunca le dio indicios de que podía hacer algo así, aunque admitió que supo que su marido había estafado a su padre, quiso divorciarse aunque él la amenazaba con sacarle a sus dos hijos.

“Decía que tenía muchos contactos. Yo quería divorciarme pero él me amenazaba con que me iba a sacar a mis hijos”, expresó.

El martes último, fue liberado por falta de mérito Ricardo Arce López (43), un mecánico que se creía que podría ser el hombre que aparece junto a Corona en los videos, pero presentó coartada y recuperó su libertad pese a que sigue bajo investigación.

Arce López dijo a la prensa en diversas notas que había trabajado para la víctima y su yerno pero que era “inocente” y que lo “salvaron los tatuajes” que tiene en los brazos y que no presenta el hombre que quedó registrado por las cámaras de seguridad.

Fernández Montes (67), nacido en España, era el dueño de la empresa “Mini Vial”, dedicada a la venta y alquiler de maquinaria para la construcción, y residí­a con una de sus hijas en un edificio situado en Aranguren 36, de Caballito.

El empresario fue visto por última vez con vida el sábado 21 de enero, cuando salió de dicho edificio para ir a su trabajo a las 8.42 y regresó a las 12.09, de acuerdo a lo que registraron las cámaras de seguridad del inmueble.

La clave para esclarecer el caso estuvo en esas cámaras, que fueron revisadas y aportadas a los investigadores por Giselle (32), la hija menor de la ví­ctima, donde se observa cómo el presunto asesino, que serí­a Fernández Torres, ingresó al edificio, esperó tres horas la llegada del empresario y luego bajó el cadáver del hombre junto con quien fuera identificado como Corona.

El cuerpo fue cargado en el baúl del auto que usaba la víctima, un Suzuki Fun negro de su hija Natalia, que fue encontrado incendiado en Esteban Echeverrí­a, mientras que el cadáver calcinado fue hallado al dí­a siguiente en Cañuelas.

La principal hipótesis es que el crimen estuvo ligado a que Corona querí­a evitar que la ví­ctima lo denunciara porque habí­a descubierto que lo habí­a estafado en más de un millón de pesos mientras trabajaba para él.