En la provincia de Buenos Aires hay 46 salas de bingos, 12 casinos, 5 hipódromos y 4.156 agencias de lotería. Todos esos son espacios donde millones de personas apuestan dinero a ver si tienen suerte. Un juego de azar. Sin embargo, detrás de eso se oculta un submundo muchísimo más amplio, marginal, donde el dinero negro circula por fuera de la ley pero a la vista de todos: el del juego clandestino, una caja millonaria que creció durante la última década al amparo de la política y la connivencia policial.
Para combatirlo solo hacía falta una cosa: no decirle nada a nadie. A esa fórmula apeló en 2016 la Lotería Bonaerense, que hizo más de 50 operativos sorpresa sin alertar jamás sobre cuándo y dónde se iba a atacar.
La clave fue el secreto. Golpear a los capos del azar ilegal cuando menos se lo esperaban. Y el resultado fue exitoso: se secuestraron millones de pesos que irán destinados a fines sociales, se decomisaron todo tipo de elementos vinculados al mundo de las apuestas en negro, hubo más de 100 detenidos y, además, se capturó al “Rey del juego clandestino”, Adrián Almaráz, que hizo una confesión reveladora: admitió el pago de coimas a policías.
A un año de comenzar el proceso de limpiar ese pantano de corrupción y clandestinidad, el titular de Lotería Bonaerense, Melitón López, amigo personal de la gobernadora María Eugenia Vidal y que encabezó la mayoría de esos operativos, decidió pegar un portazo, renunció al cargo y el 31 de diciembre vuelve a su casa. “No soy un hombre del juego”, dice para explicar su salida.
El juego ilegal no es delito en la provincia de Buenos Aires, sino tan solo una contravención. Aunque se calcula que por cada peso que se “timbea” en el circuito legal hay cuatro pesos que se vuelcan al mundo clandestino, lo que convierte a ese terreno en una caja multimillonaria, hasta este año la política había hecho la vista gorda ante la Ley 13.740 de Prevención y Represión de Juego de Azar Ilegal, sancionada en 2006.
Esa normativa, que establece en su artículo 13 la creación de una Comisión de Prevención y Represión contra el Juego Ilegal, nunca se había cumplido a rajatabla. El pedido de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal fue cambiar eso: ajustarse a la ley.
López estaba en París cuando recibió un llamado de Vidal. Empresario e intermediario del mundo del fútbol, conoció a la gobernadora cuando tenían 18 años y comenzaban a cursar la carrera de Ciencia Política en la Universidad Católica Argentina.
“Te necesito para la Provincia”, le dijo. Aunque él suponía que recalaría en un área social, la propuesta de Vidal fue muy distinta. “Te necesito para algo más feo”, le advirtió el mismo día que ganó la elección. La propuesta fue comandar la Lotería Bonaerense con una misión primordial: atacar al juego clandestino.
“Yo acepté pero le dije a María Eugenia que venía por un año…ahora se cumplió el año”, afirma a Clarín López en los últimos días de su gestión. “Yo no soy una persona del juego, pero ella me pidió atacar lo clandestino, una de las cajas más importantes en las que hay un sistema de corrupción enquistado. Pidió limpiarlo y eso hicimos”, dice.
Había una sola regla: el silencio. “Nunca le dijimos a nadie dónde íbamos a hacer operativos, en el juego clandestino hay connivencia de la política y la policía”, completa. Así, los intendentes y las fuerzas de seguridad de cada municipio se enteraban de los sucedido cuando ya había pasado. “A los policías se los subía a una camioneta y apenas dos minutos antes de dar el golpe se les explicaba para qué había sido convocados, estaba al tanto el grupo Halcón y solo algunas personas de Lotería”, explican.
Se calcula que el mundo del juego en negro maneja 50 mil millones de pesos por año en la Provincia, donde habría unas 90 “bancas” para hacer apuestas ilegales y un ejército de “pasadores” que recolectan las apuestas. “Apuestan en negro a veces por cercanía, otros por tradición, son costumbres de mucho tiempo, van a las casas y levantan números o por teléfono, además se paga más”, explican en Lotería.
En rigor, el pago en la lotería clandestina y la oficial es el mismo, la diferencia está en los impuestos. “Vos si cobras un premio tributas 30% y en Lotería se paga con cheques vía oficial, hay un proceso. Esta gente no quiere pagar impuestos”, agregan.
Ramón Indart, uno de los autores del libro El Poder del Juego, resume el mundo clandestino así: “Es visto como el peor enemigo para los bingueros. Toda ficha que no va al tragamonedas va al sector clandestino. Por esa razón, los empresarios del Juego siempre estuvieron a favor de blanquear la situación y salir de la irregularidad. Negociar con el Estado canon lo más bajo posible a cambio de que se blanquee la actividad”.
“Cuando uno habla con los operadores del Juego, siempre buscan diferenciarse del juego clandestino y suelen remarcar todos los impuestos que pagan. Saben de la mala reputación del negocio porque durante décadas se negaron a mostrar los números. Inclusive todos los datos que obtuvimos en el libro no los obtuvimos de los bingueros. Pero siempre avisan: ‘Nosotros tenemos negocios en regla como puede ser una fábrica de zapatos'”, agrega.
Operativos sorpresa
Hubo operativos a la luz del día, como el primer gran golpe que tuvo lugar en una catedral de las apuestas como es el Hipódromo de San Isidro, y otros de madrugada con fuerzas especiales del Grupo Halcón irrumpiendo en casas, que eran agencias truchas de quiniela. En Bolívar, una pañalera ocultaba un casino clandestino, y en Escobar, dentro de una tienda de ropa femenina había una agencia trucha de quiniela.
En todos, salvo en uno por estar operado de un pie, el titular de Lotería dijo presente. Habla con adrenalina cuando le toca relatar los detalles. Cerca suyo afirman que el peor fue cuando les apuntaron con armas en el golpe a los galgueros de Luján.
Él reconoce que no todos los procedimientos fueron tan simples como se mostró: en algunos hubo gritos y violencia. “Fueron como los vieron pero multiplicados por mil, por ejemplo, en Luján tuvo que intervenir infantería, nos tiraron palos y botellas”.
También hubo apoyo de vecinos. “¡Bolívar ya parece Las Vegas! ¿Sabían que es el pueblo de Marcelo Tinelli? ¡Pero en lugar del Bailando por un Sueño, acá tenemos el Apostando por un Sueño!”, dijo una señora cuando se realizó un operativo en esa ciudad.
“Todos los días pensamos cómo atacar el juego clandestino, creamos un grupo de inteligencia y una policía especial para el juego. Tras los golpes, intentando corregir un sistema que está podrido y es millonario, nuestra agencias comenzaron a facturar 150% más, la gente sigue jugando y ahora se vuelca a lo legal”, analiza el funcionario de Vidal que dejará su cargo.
El último operativo contra el juego clandestino se hizo el 28 de diciembre, día de los inocentes, en “La Barbita”, una parrilla de Lanús. El procedimiento fue llamativo por la manera de camuflar la actividad ilícita: el modus operandi era a través del mozo tras tomar los pedidos, volvía a pasar por las mesas con una tablet para registrar las apuestas tanto hípicas como de quiniela.
El local contaba, además, con un sistema de monitoreo remoto por cámaras y recibía apuestas mediante equipos de fax, computadoras, y vía telefónica, lo que habla a las claras de la ingeniería del negocio oculto.
Denuncias y connivencia
El juego clandestino formó parte de la denuncia de corrupción que Elisa Carrió presentó contra Daniel Scioli, ex gobernador bonaerense, que lleva adelante el fiscal Álvaro Garganta. En su escrito, Lilita afirma que el ex motonauta amparó la proliferación de ese negocio ilegal, sobre todo la multiplicación número de levantadores de quiniela trucha.
“En los nueve años de vigencia de la ley de lucha contra el juego clandestino solo existieron setenta y tres denuncias por parte del órgano de control, y el organismo Lotería solo aplicó multas por $ 53.218, lo que afirma la inoperancia y connivencia del gobierno de Scioli a la hora de combatir el juego clandestino”, sentenció la diputada de Cambiemos en su presentación.
En ese documento, también se hace hincapié en la detención de Adrián Almaráz, mejor conocido como el rey del juego clandestino en el Oeste del conurbano (una de las zonas donde más operativos se hicieron), que admitió, frente a cámaras tras ser liberado, que estaba obligado a la Policía Bonaerense. “Se supone que esto llegaba hasta arriba”, dijo.
Cita Carrió en su denuncia: “Según dichos textuales de Almaráz ‘con el gobierno anterior estábamos en un proyecto de legalización, pero como lotería de provincia tenía sus propias agencias clandestinas, no nos legalizaban a nosotros, pero no nos atacaban’ ”.
No va más…
Tras un año, el titular de Lotería deja su cargo. Algunas versiones afirman que fue por problemas internos con otras áreas de gobierno por los impuestos al juego, algo en la dependencia niegan.
Otros apuntan contra Daniel Angelici, empresario binguero de la provincia de Buenos Aires. El Tano fue uno de los que logró que el presidente de Lotería de Daniel Scioli, Jorge “Piedrita” Rodríguez, continuara como vicepresidente de la actual gestión, a pesar de las denuncias e irregularidades contra él, hasta septiembre cuando renunció luego de ser marginado por López y su equipo. Pero en el Instituto del Juego dicen que el presidente de Boca no es el “cuco” que muchos creen.
Lo concreto es que López -que apostaba a dejar a alguien de su equipo en Lotería y no pudo- se va y ya tiene reemplazante: Matías Lanusse, un joven de 33 años del riñón del PRO, que fue titular de la Unidad de Control del Espacio Público (UCEP), y comunero de Recoleta.
-Si la gestión fue exitosa, ¿por qué se va?
-Le dije a María Eugenia que venía por un año y así fue. Yo no soy un hombre del juego.
-¿No le dan ganas de quedarse?
-Hicimos un muy buen trabajo, pero no, ya cumplí mi año. Dejamos Lotería totalmente ordenado y esperamos que se siga trabajando así.
-El que viene es un año electoral, ¿no le da miedo que todo su trabajo haya sido en vano y el juego clandestino vuelva a vincularse a la política?
– Si viene otra persona que quiere hacer política obvio que es fácil desarmarlo, pero hicimos mucho. Muchos personajes del juego clandestino se replegaron. Supieron que íbamos en serio.
Fuente: Clarín