Estafó por 90 millones de dólares y pasará cinco en la cárcel

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Eugenio Curatola.

El empresario Eugenio Curatola fue condenado, en un juicio abreviado, a cinco años y dos meses de prisión y su ex esposa recibió una condena de siete años, tras un juicio oral, acusados de liderar una organización que estafó a más de 400 personas entre 2001 y 2005 por unos 90 millones de dólares.

Fuentes judiciales informaron hoy que el monto de la pena para Curatola había sido pactado en junio último en el marco de un juicio abreviado entre los abogados del imputado y la fiscalía que lo investigó.

No obstante, la condena recién fue confirmada ayer por el Tribunal Oral en lo Criminal 2 porteño tras un juicio oral en el que fue condenada a siete años de cárcel a Silvina Amestoy, ex mujer de Curatola, como “organizadora” de la asociación ilícita comandada por su ex marido.

En el debate oral, los jueces Hugo Boano, Fernando Larraín y Alfredo Sañudo condenaron a la abogada Amestoy por considerar acreditado que fue organizadora de asociación ilícita “en concurso real con estafa en forma reiterada en 249 hechos” por más de 90 millones de dólares.

Según el sitio oficial de la Procuración General (www.fiscales.gob.ar), en sus últimas palabras antes de conocer el veredicto, Amestoy negó tener acceso al dinero de los estafados.

También aseguró que sólo hizo su trabajo en la empresa “Curatola y Asociados” para la cual trabajaba y dijo que “hasta último momento” pensó que “Curatola iba a ir para contar qué es lo que sucedió con el dinero de la gente”.

En los alegatos, los fiscales Carlos Gamallo y Gabriel González Da Silva habían solicitado que se la condene a la pena de cinco años de cárcel.

Los jueces, que darán a conocer los fundamentos del veredicto el próximo 30 de octubre, ratificaron además los acuerdos que habían alcanzado los otros 17 acusados de formar parte la misma asociación ilícita, entre ellos Curatola.

Para él, quien ya estuvo dos años y medio preso por este caso, los fiscales Gamallo y González Da Silva solicitaron cinco años y dos meses de prisión por ser el jefe de la asociación, lo cual tuvo aceptación por parte del tribunal.

Para el resto de los acusados, se acordaron penas de tres años de prisión.

En 2001, Curatola -ex vendedor de seguros- formó la empresa que lleva su apellido para asesorar a gente interesada en inversiones con brokers del exterior y tuvo una avalancha de clientes.

Algunos aprovecharon esta oferta para retirar dinero del país en plena crisis por el corralito financiero y se abrieron cuatro oficinas en la Capital Federal y al menos veinte en el interior.

Al comienzo, los clientes recibían ganancias fabulosas (del 100 por ciento) a través del broker estadounidense FXCM, pero a fines de 2003 éste dejó de operar con Curatola y apareció en escena otro, llamado Forexvan, de las Islas Vírgenes.

Desde entonces, Curatola comenzó a pedir a los clientes que depositaran su dinero en el Commercial Bank de Bermudas y si bien al principio seguían cobrando dividendos, en febrero de 2004 ya no pudieron retirar ni un centavo más.

En la causa se determinó que el empresario era titular de la empresa Vaderbilt (con sede en Panamá), desde donde se habrían realizado las maniobras.

También se reunieron elementos que confirmaron que Forexvan pertenecía a Curatola y que para que los clientes no sospecharan abrió “oficinas virtuales” en distintas ciudades del mundo, entre ellas Londres, Tokio, Sidney, Shangai y Luxemburgo.

Entonces, si algún inversor llamaba a esas supuestas sucursales, un empleado decía pertenecer a Forexvan y nadie dudaba de la existencia del fondo de inversión.

Según los investigadores, las víctimas de las estafas residían en la Capital Federal, Azul, Tandil, Olavarría, Mar del Plata, Bariloche y La Pampa.