Entran en una casa y golpean a una jubilada hasta cansarse

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Una jubilada de 87 años fue brutalmente golpeada durante un robo en su casa de la localidad bonaerense de Gonnet, en el partido de La Plata. La castigaron a golpes y amenazas durante 15 minutos.

Según publica el diario El Día, le taparon la boca con una mano y le dijeron que la estaban asaltando. Así despertaron a Carmen Moure de Gimeno (87).

Tres delincuentes llegaron hasta la casa de 18 y 488 aprovechándose del movimiento nulo que había, alrededor de las 3 de la madrugada del jueves pasado. Eligieron una ventana lateral, le arrancaron las rejas y por allí irrumpieron.

Primero la amenazaron con un revólver, luego empezaron a pedirle dólares y al poco tiempo comenzaron los golpes.

“Apenas se les veían los ojos, tenían las caras tapadas con bufandas. Uno era el que daba las órdenes a los otros, el que estaba más sacado”, describió Carmen.

Las primeras agresiones fueron golpes de puño en la cara, que cinco días después, todavía eran evidentes. La jubilada también tenía lastimadas las manos: son las marcas que le dejaron cuando la maniataron con una cantidad importante de cinta adhesiva.

Aunque la tenían reducida por completo, también la ataron en los tobillos con un cinturón. Así tuvo que quedarse Carmen en su cama, escuchando a lo lejos el ruido de los cajones que tiraban por el piso y de los muebles que corrían de lugar.

Eran los rastros de lo alterados que estaban los delincuentes: “Se los veía muy apurados. Un poco se calmaron cuando les dije que no sabía si era plata. Pero siguieron un rato más, creyendo que había bastante”, dijo la víctima.

Al parecer encontraron algo del dinero que había en la casa, pero se desconoce el monto: ni siquiera la señora conoce la cifra. Para ella tenía mucho más valor sentimental su alianza y otras joyas que le fueron regalando a través de los años.

Una vez que escuchó que no había más ruidos, Carmen empezó muy despacio a desatarse los nudos y la mordaza. Como pudo, se liberó y pidió auxilio por teléfono a su familia.

En pocos minutos sus allegados y la policía fueron a atenderla. Un grupo de médicos la curó en su domicilio y la Policía Científica fue lo antes que pudo. “Estuve muy cuidada”, destacó la señora.

No hay por ahora ningún rastro de los delincuentes. Todo lo que se sabe de ellos es que rondarían los 25 años. Como no se les veían las caras, es casi imposible que Carmen los pueda reconocer.

Se desconoce si contaban con alguna movilidad o si tenían cómplices de apoyo. A esa hora todos dormían y el único local de donde podrían haber detectado algo, una remisería que funciona enfrente, ya no funciona más de madrugada desde que fue asaltada.

Apenas empezando a reponerse de todo el miedo que sintió, la jubilada tiene sólo una cosa que rescatar: “Estoy viva”.