El remisero que mató de tres tiros por la espalda a un joven al que acusó de intentar robarle a mano armada en la localidad bonaerense de José León Suárez declaró esta tarde ante la Justicia que “nunca” quiso asesinar al delincuente.

Las fuentes dijeron a Télam que el fiscal de la causa, Marcelo Sendot, de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 5 de San Martín, solicitó esta tarde que el chofer de remís -un hombre de 33 años de quien no se revela su identidad para resguardar su integridad física- quede formalmente detenido por el delito de “homicidio simple agravado por el uso de arma de fuego”.

De acuerdo a los voceros, el requerimiento de la fiscalía deberá ser resuelto en las próximas horas por el juez de Garantías 1 del mismo departamento judicial, Martín Grammático.

Según la Policía, el hecho ocurrió a las 23.40 de anoche cuando el remisero caminaba por la calle Alsina al 1900, entre Italia y Sarmiento, a unas cinco cuadras de su casa de José León Suárez, partido de San Martín, y fue abordado por un hombre con aparentes fines de robo.

En su indagatoria ante el fiscal Sendot, el acusado dijo que el delincuente le pidió la campera y otras pertenencias, lo amenazó de muerte y hasta le disparó con el arma que portaba aunque el tiro no salió, explicó a Télam una fuente judicial.

En esas circunstancias, el remisero se trenzó en un forcejeo con el asaltante y en medio de la lucha logró quitarle el arma, un revólver calibre .38 largo.

“El remisero dice que no sabe con precisión cómo efectuó el primer disparo ni tampoco cuántos disparos hubo después de ése porque estaba en pánico y que luego salió corriendo y arrojó el arma en el trayecto”, indicó el vocero judicial consultado.

La misma fuente señaló que el acusado aclaró que “nunca” quiso “quitarle la vida” al delincuente y que escapó a la carrera porque sintió “miedo” de que lo fueran a buscar allegados al sospechoso para vengarse de él.

Según los informantes, el remisero fue interceptado a unos 100 metros de la escena del crimen por un efectivo de la comisaría 4ta. de San Martín que patrullaba la zona y a quien le dio su primera versión de lo ocurrido.

Cuando el policía, se acercó hasta el lugar del hecho constató que el supuesto delincuente, identificado como Leonel Fabián Borruto (31), yacía muerto de tres disparos en la espalda, uno de ellos con orificio de salida por el tórax, y secuestró el revólver con cuatro vainas servidas.

Ante esta situación, el personal policial aprehendió al remisero que luego declaró ante el fiscal Sendot, asistido por un defensor oficial, que él no conocía a Borruto y que lo notó “sacado”, como si estuviera bajo los efectos de alguna droga.

En ese sentido, un hermano de Borruto que se acercó hasta la escena del crimen contó a la Policía que su familia conocía que aquel tenía problemas con las drogas, que ya había protagonizado varios ilícitos y que sabía que “iba a terminar mal”.

Un jefe policial precisó que el fallecido tenía antecedentes en los últimos años por hechos relacionados con la Ley de Droga 23.737, robo y un “intento de hurto”, por el que había sido llevado a la comisaría el 21 de agosto último, aunque pocos días después recuperó la libertad.

Por su parte, el fiscal Sendot aguardaba para las próximas horas los resultados de la autopsia al cuerpo de Borruto, para determinar la mecánica del hecho y, sobre todo, evacuar las citas aportadas por el remisero sobre la posición en la que se hallaban él y el fallecido al momento de los disparos.

Las fuentes judiciales indicaron también que hasta esta tarde no se habían localizado “testigos presenciales ni imágenes de cámaras de seguridad” para corroborar la versión del acusado y determinar si existió legítima defensa o se excedió en la misma.

En tanto, un vecino llamado Juan Pablo contó primero a la Policía y luego a la prensa que él y su familia miraban la televisión en su casa cuando a través de la ventana escucharon tiros y se tiraron “todos al piso.

“De repente escuchamos ‘pará, pará’ y le siguió dando”, dijo el joven, quien precisó que escuchó un total de seis tiros, aunque los peritos policiales detectaron que habían sido disparados cuatro.

El testigo añadió que tras el tiroteo, él salió a la calle y escuchó cuando el remisero le decía a un policía que el delincuente “le había pegado un par de culatazos”.

“Dijo que era él o él (por el delincuente), le sacó el arma y le pegó dos tiros”, recordó Juan Pablo y, por último, dijo que el delincuente era conocido en la zona porque “ya había entrado en bastantes casas y le había robado a gente los celulares” por la calle.

Un caso de similares características ocurrió el 26 de agosto pasado, en la vecina localidad de Loma Hermosa, donde el médico Lino Villar Cataldo (61) mató a balazos, aunque con su propia pistola, a Ricardo Krabler (23) cuando éste intentó robarle el auto a mano armada.