La brutal historia del Patrón de los secuestros: dio más de 50 golpes

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Fuente Clarín: 

En los años 90 se dedicaba a robar bancos y camiones de caudales. En uno de los golpes llegó a tomar a 12 personas como rehenes. Su banda alcanzó a recaudar unos 3.000.000 de dólares. Pero en los 2000 cambió de rubro y arrancó con los secuestros extorsivos junto a varios “pesados”: participó en más de 50 casos. La Policía lo atrapó y lo caratuló como un delincuente muy peligroso. Por acumulación de penas debía cumplir 36 años y seis meses en prisión. Pero al llegar a un tercio de su condena, un juez ordenó que fuera trasladado a una cárcel de mínima seguridad. De allí, en una visita a su madre, se escapó.

Gustavo Ariel Escobar Duarte (42) fue recapturado después de mucho trabajo en la localidad de Grand Bourg, en Malvinas Argentinas. Iba en un Peugeot 308 junto a un cómplice con el que había salido a robar. Estaba armado con una pistola 9 milímetros y se tiroteó con la Policía. Pero no pudo escapar.

La historia delictiva del “Patrón de los secuestros” arrancó en 1992 con una detención por tenencia de armas de guerra y robo agravado. Desde entonces pasó por la mayoría de los penales argentinos.

El 25 de agosto de 1997, la Policía lo detuvo junto a otros 20 hombres por integrar una banda que cometió al menos 20 asaltos comando y recaudó 3.000.000 de dólares en dos años. “Era la más organizada y violenta de la provincia de Buenos Aires junto a la de Luis ‘El Gordo’ Valor”, aseguró en ese entonces el comisario Adolfo Vitelli, quien era jefe de la Bonaerense.

En la cárcel se hizo amigo de quienes serían los secuestradores más sanguinarios, temidos y conocidos de los 2000: Maximiliano “Pachu” Peñaflor, Cristian “Hígado” Muñoz, Rodolfo Lorhman Krenz, Cristian Carro Córdoba, Sergio Leiva (alias “El Negro Sombra”) y Félix Nicolás “El Boli” Díaz, entre otros (ver Un hombre…).

Escobar Duarte se hizo fuerte como secuestrador exprés en la zona sur del conurbano, donde se le atribuyen 50 casos, como el del defensor oficial de Lomas de Zamora Daniel Baca Paunero, capturado con su esposa el 18 de septiembre de 2003 en la localidad de Adrogué. El funcionario estuvo seis horas cautivo y los delincuentes le pegaron tanto que le fracturaron una mano.

Alto, corpulento y amante de los juegos de azar –especialmente, de los bingos– Escobar Duarte fue detenido en octubre de 2003 y llevado al penal de Ezeiza. Unos días después, en un traslado en una camioneta Ford F150 que lo llevaba a los tribunales de Lomas de Zamora para una rueda de reconocimiento, logró escaparse junto a otros tres presos. Por la escandalosa fuga, fueron imputados tres penitenciarios a cargo del operativo.

“En el momento de la fuga, Escobar Duarte estaba esposado a Fernando Casella (acusado de homicidio). Este se presentó unas horas después del escape ante el juez federal de San Isidro Roberto Marquevich y declaró que Duarte lo había arrastrado y lo había obligado a escapar”, explicaron fuentes que participaron de esa investigación.

No fue fácil recapturarlo. Los investigadores contaron que Escobar Duarte se movía constantemente y cambiaba mucho de fisonomía. Pero como los días que no se dedicaba a delinquir salía a jugar por la zona sur, lo terminaron recapturado una madrugada de marzo de 2004 a pocas cuadras del bingo Royal de Lanús.

Llegó a juicio en 2007 acusado de once secuestros extorsivos cometidos entre el 2 de septiembre y el 2 de octubre de 2003 en la zona sur del Conurbano, con los que había juntado unos 300.000 pesos. Pero, aunque no se los pudieron probar, en la investigación quedó claro que el total de casos era de más de 50.

Seis hombres de su banda terminaron condenados. A él le correspondieron 24 años de prisión como “coautor de secuestro extorsivo agravado por intervención de 3 o más personas mediante el uso de arma de fuego y por haberse logrado cobrar rescate”.

A Escobar Duarte la condena se le acumuló con otras que ya tenía y por eso se le unificó una pena de 36 años y seis meses. Fue llevado al penal de máxima seguridad de Resistencia, Chaco.

A pesar de sus antecedentes y su peligrosidad, el año pasado el Tribunal Oral Federal N° 3 de San Martín, a cargo de Elvio Osores Soler, consideró que por su buena conducta Escobar debía tener el beneficio de seguir cumpliendo su pena en un penal semi abierto.

Fue llevado a la Unidad 19 de Ezeiza, un establecimiento que funciona como una “colonia penal” de régimen semi abierto y abierto, con alojamiento distribuido en seis pabellones comunes para condenados que transitan las últimas etapas de su encierro. El nivel de vigilancia es mínimo.

En mayo del año pasado el condenado pidió permiso para visitar a su mamá en su casa de Dock Sud en el partido de Avellaneda. El juez se lo concedió.

En la mañana del jueves 4 de junio pasado, dos penitenciarios vestidos de civil acompañaron al secuestrador a visitar a su madre, que supuestamente estaba enferma. Escobar Duarte ingresó al departamento y sus vigiladores se quedaron en la puerta.

Unas horas después, como el condenado tardaba en salir, los penitenciarios entraron a la propiedad. Pero adentro sólo estaba la mamá: Escobar se había escapado por una ventana.

Estuvo prófugo hasta el 4 de enero. Fue atrapado en Grand Bourg, una de las zonas donde operaba. Ahora está preso en el penal de máxima seguridad de Ezeiza.