El informe reservado de Tablado: reza todas las mañanas y hace un año que no sale del pabellón

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El asesino de las 113 puñaladas relojea a cada rato el almanaque que cuelga en su celda del pabellón cinco de la cárcel de Campana. Se lo nota inquieto, ansioso, aunque mantiene su monótona rutina carcelaria de los últimos meses. Sabe que el próximo viernes juntará sus cosas y abandonará la cárcel después de 24 años.

Fabián Tablado lleva más de la mitad de su vida encerrado, aunque entre los años 2008 y 2011 obtuvo el beneficio de las salidas laborales y llegó a dormir varios días fuera de un penal.

Entró a la cárcel cuando tenía 21 años y el viernes que viene saldrá con 43. El crimen que cometió es uno de los más espeluznantes de la historia criminal argentina: el 27 de mayo de 1996 mató a su novia de 17 años en el garaje de su casa de Tigre. Para asesinarla utilizó cuatro armas blancas: una cuchilla de cocina, dos de mesa Tramontina y hasta un formón de carpintería.

El informe reservado de Tablado revela que hace un año que el femicida no sale del pabellón. Se levanta a las 7.30 de la mañana y vuelve a la celda a las 19.

Tablado abandonó la carrera de Derecho hace varios años. En 2007 llegó a rendir varias materias cuando estaba preso en la cárcel de Magdalena, pero después de casarse con una docente de 23 años, a la que conoció por correspondencia, dejó los estudios y nunca más retomó.

“En los últimos meses no ha realizado actividades laborales ni educativas”, señala el dictamen del Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB), al que tuvo acceso PERFIL.

El asesino de las 113 puñaladas se encuentra en un pabellón de “presos que profesan el culto evangelista” y sigue al pie de la letra los rituales: reza todas las mañanas y participa activamente de las celebraciones.

El femicida es considerado un preso con conducta ejemplar. “No ha tenido inconvenientes con el resto de la población carcelaria ni con el personal”, se indica en el último informe reservado. En 2008, cuando inició el proceso de salidas laborales, también tenía un buen legajo penitenciario: registraba “conducta ejemplar 10”.

En el reporte también se destaca que su aspecto ha desmejorado notoriamente en los últimos años: “Luce con sobrepeso y sin algunas piezas dentales, aunque no tiene problemas de salud crónicos”, detalla el parte.

No tiene novia. De hecho, su última pareja estable y madre de sus hijos mellizos (hoy de 11 años), Roxana Villarejo, lo denunció por coacción y eso le valió una nueva condena a dos años y medio de cárcel que se sumó a la anterior (24 años).

 “Yo por cien pesos acá consigo un fierro (…) Vos haceme una denuncia y lo único que vas a ganar es tiempo porque me cagas ahora y después gano yo (…) No te voy a hacer nada a vos no te preocupes (…) Te voy a tocar donde más te duele (…) Va a ser tanto el dolor que hasta el último día vas a estar agonizando acordándote de mis palabras”, la intimidó Tablado desde la cárcel, según consta en la causa judicial.

Por si eso fuera poco, le dijo que ni se le ocurriera “armar su vida con otro tipo”, que no le iba a hacer nada a ella, sino que “a su amante lo iba a abrir, le iba a sacar el corazón y se lo iba a comer adelante suyo”.

En su regreso a prisión fue sometido a nuevos estudios psicológicos psiquiátricos. El informe pericial detalló que “no se observan signos genuinos de angustia, el tono emocional empleado fue de tipo desafectivizado” y además, “los sentimientos de culpa enunciados a nivel discursivo, carecen de genuino sostén afectivo”.

Tablado hizo un breve descargo y cargó responsabilidades a los medios de comunicación: dijo que sufrió “hostigamiento” por parte de la prensa que le provocó un “estado de estrés”, aunque también reconoció que había sido denunciado por Roxana.

Ante la inminente libertad, el juez de Ejecución Penal de San Isidro Alejandro David, a pedido del fiscal Rodrigo Caro, ordenó un nuevo estudio para ver si es peligroso para su ex pareja y sus hijas mellizas, y así tomar medidas de resguardo.

Caro reclamó que se evalúe “si es peligroso para sí y para terceros”, y luego “si es necesario privarlo del ejercicio de la responsabilidad parental”.

En el juicio por el crimen de Carolina Aló, doce peritos coincidieron que Tablado no tiene trastornos mentales y que sabía perfectamente qué era lo que estaba haciendo mientras atacaba a su novia.

Su mamá, María Esther Gallardo, nunca lo abandonó: es la persona que más lo visita. Con menos frecuencia, el asesino de las 113 puñaladas también recibe a su hermana y a su papá.

En todos estos años, Gallardo solo habló ante el tribunal que juzgó y condenó a su hijo a 24 años de prisión: “Algo le pasó en la cabeza, algo le pasó”, respondió cuando le preguntaron por qué creía que había asesinado a la novia con tanta brutalidad.