Fabián Tablado (43) pasó más de la mitad de su vida encerrado. Tenía 20 años cuando asesinó de 113 puñaladas a su novia, Carolina Aló (16), en uno de los femicidios más horrendos de la historia criminal argentina.
En todo este tiempo conoció varias unidades penitenciarias, se casó en la cárcel y hasta tuvo dos hijas. En el año 2008 consiguió permiso para salir a trabajar pero el beneficio no le duró demasiado: en 2011 su nueva novia lo denunció por amenazas y violencia de género, y el asesino de las 113 puñaladas regresó a la cárcel con una nueva condena a dos años y medio de prisión.
En diciembre de 2012 estuvo en condiciones de obtener la libertad condicional, pero el pedido fue rechazado por un peritaje psiquiátrico que indicaba que Tablado es “un sujeto con una personalidad estructurada de modo psicopático, con una débil internalización de los límites, con rasgos narcisistas, egocéntricos, sobrevaloración de sí mismo y manipulación del otro”.
Tablado está preso en la Unidad Nº 41 de Campana, la misma en la que se encuentra el sacerdote Julio César Grassi, condenado a 15 años de prisión por abuso sexual y corrupción de menores.
Según fuentes penitenciarias, el femicida se hizo evangelista y ocupa una celda en un pabellón exclusivo para internos que profesan esa religión. Se levanta temprano para orar y participa de todas las ceremonias.
Actualmente no estudia ni trabaja, aunque si lo ha hecho en otra etapa de la condena. De acuerdo a los voceros, no volvió a formar pareja después del episodio con su última novia y sólo lo visita su mamá.
Tablado recuperará la libertad el próximo 28 de febrero porque ese día se dará por extinguida la pena a 26 años y medio de prisión. Ya no deberá rendir cuentas de sus acciones a la Justicia.
La familia del asesino tiene una maderera en San Fernando, en la que el acusado trabajó cuando obtuvo el beneficio de las salidas laborales. Nadie de su entorno lo confirmó públicamente, pero lo más probale es que regrese a la empresa familiar.
