“Como Argentina le pedí disculpas”, dijo la psicológa que ayudó al turista sueco baleado

922

Una psicóloga que le hizo un torniquete con una toalla al turista sueco baleado en el barrio porteño de Montserrat lo visitó en el hospital Argerich y le dijo que como argentina sentía “vergüenza” de lo que le había ocurrido y le pidió disculpas.

La mujer, llamada Analía, concurrió esta tarde al centro de salud para interiorizarse del estado de Christoffer Persson (36), quien se encuentra acompañado por su esposa y sus padres, que ayer viajaron especialmente desde Suecia.

“Está optimista, hermoso, fuerte como siempre, pensé verlo decaer, pero no, es un tipo fenomenal, afortunadamente va a tener herramientas para superar esto”, sostuvo la psicóloga tras el encuentro.

Analía contó que los médicos lo sentaron un poco para ver cómo se sentía, que en unos días lo van a pasar a una silla de ruedas y que él les dijo que le dolía un poco.

“Pero lo dice con una entereza que a uno le genera más culpa, culpa como argentina, yo le pedí disculpas. Esto me avergüenza, me duele y espero que sirva para sentarnos a pensar qué nos está pasando”, afirmó la vecina de Montserrat, que también se encontró con los padres del turista, con quienes se abrazó y lloró.

Analía dijo que Christoffer le contó que es ingeniero en Sistemas y que “atento a lo que le había pasado, tal vez tenga que dedicarse a hacer prótesis”, lo cual ella consideró como “muy fuerte” y dijo que la había conmovido.

La mujer también relató que el día de la amputación de la pierna lo visitó una psicóloga que habla en inglés para explicarle lo que iba a suceder y se preguntó “cómo viven en Suecia estas dificultades”.

Acerca de cómo ayudó a Persson, recordó que su hija le avisó lo que había ocurrido y que si bien ella no tiene conocimientos de primeros auxilios, hizo algo “intuitivo”.

“Hice el torniquete con una toalla que saque del placard y salí corriendo. La toalla no era lo larga que hubiera necesitado, le pude dar dos vueltas, estaba perdiendo mucha sangre”, relató Analía, que aseguró que cuando se fue la ambulancia “había más de un metro cuadrado de sangre” en la vereda.

Dijo que tras el hecho, sintió “angustia, dolor, estrés” y que si bien le dijeron que “fue todo rápido”, para ella duró “una eternidad”.