Imputan por asociación ilícita a 23 miembros de una banda liderada por un preso

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Veintitrés presuntos miembros de una banda violenta dedicada al narcomenudeo y liderada desde la cárcel por Alexis Damián Caminos, hijo de un asesinado jefe de la barrabrava de Newell’s Old Boys, fueron imputados por formar una asociación ilícita destinada a múltiples delitos, informaron fuentes judiciales.

La mayoría de los acusados fueron detenidos la semana pasada durante 27 allanamientos en los que fueron demoradas 44 personas y secuestradas 2.800 dosis de cocaína.
La semana anterior habían sido imputados por coacciones, usurpaciones y tenencia de armas y ahora se completó la acusación por asociación ilícita.

La banda de “El Alexis”, como se lo conoce al joven de 22 años en el Barrio Municipal de Rosario, está señalada por controlar el territorio de ese Fonavi del sur de la ciudad para la venta de drogas al menudeo mediante usurpaciones y amenazas a los vecinos para que abandonen sus domicilios.

La organización criminal que conduce Caminos se enfrentó a principios de año con la liderada por la familia Funes, de la misma zona, a través de una saga sangrienta de muertes por venganza que ya lleva más de 10 víctimas.

El juez José Luis Suárez aceptó hoy durante una audiencia imputativa las acusaciones de los fiscales Viviana O’Connel y José Luis Caterina contra los veintitrés detenidos.

Los fiscales describieron los roles de cada uno e indicaron que el grupo tenía como fin “cometer delitos indeterminados contra la propiedad, la libertad y la integridad física de las personas”.

La causa tuvo un ida y vuelta con la Justicia Federal luego de que Suárez declinara la competencia por asociación ilícita y el juez federal Carlos Vera Barros adoptara igual temperamento, detallaron las fuentes.

Finalmente, Suárez aceptó la jurisdicción y dictó hoy la prisión preventiva de trece acusados y la domiciliaria de los diez restantes, informó el Ministerio Público de la Acusación.

Según la acusación, Alexis Caminos, “ejerce una jefatura clara y contundente que se evidencia a través de cómo se relaciona con el resto de los miembros de la banda” a quienes “da órdenes precisas y exige que los demás le rindan cuentas”.

Hijo de Roberto “Pimpi” Caminos, jefe de la barrabrava de Newell’s asesinado a balazos en marzo de 2010 y ligado a la banda “Los Monos”, Alexis tomó unos años después el control de las actividades ilícitas que antes había desarrollado su padre.

En la zona llaman a las manzanas que ocupa el Fonavi como “Pimpilandia”, en memoria del ex jefe de los paravalanchas “Leprosos”.

Alexis está preso en la cárcel santafesina de Coronda desde fines de 2016 cuando fue detenido por Gendarmería, entonces acusado de dos homicidios, uno cuando tenía 16 años y otro que, según los investigadores, sería el disparador de una ola sangrienta: el asesinato en marzo de 2016 de Mariela Miranda (35), madre de los hermanos Funes.

Junto a Alexis fue imputado su primo, Fernando Andrés Caminos, alias “Andy”, considerado por los fiscales como su “mano derecha” y ejecutor de sus órdenes.

De acuerdo a la acusación, “Andy” Caminos ejercía ese rol desde la cárcel santafesina de Piñero, donde cumple prisión preventiva como presunto autor de un homicidio ocurrido en Navidad de 2016.

También fue imputado como miembro de la asociación ilícita un tío de Alexis, Fidel Antonio “Rengo” Caminos, padre de otros tres acusados, los hermanos Fernando, Antonella, Matías y Caren Caminos.

Un primo del sindicado como organizador de la banda, Emiliano Jesús Sosa, fue señalado por los fiscales como “encargado de los ‘soldaditos’ y distribuidor de drogas” en los puntos de venta de la banda, al igual que su pareja Karen Bruno.

Otra mujer, Mariela Urraca, fue acusada como parte del “círculo de confianza” de los primos Alexis y Andy Caminos y quien supuestamente ejecutaba las órdenes que provenían de la cárcel.

Por su parte, Antonella Fernanda Caminos fue sindicada como quien “organizaba y administraba el capital monetario” de la banda.

Los demás imputados fueron acusados por usurpaciones de viviendas para convertirlas en búnker de venta de drogas, soldaditos y tareas logísticas de la organización criminal.