Un pueblo pide que echen a un condenado por un doble crimen

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El arresto domiciliario para el único condenado (a prisión perpetua) por el crimen de una pareja de novios que hace 18 años conmocionó a Bahía Blanca provocó un fuerte rechazo en esta zona del sur bonaerense.

A la reacción de las familias de los jóvenes asesinados, que se enteraron por la prensa de la decisión judicial, se suma la de los habitantes del pueblo donde este hombre está viviendo y la de Matías Bagnato, un activista por los derechos de las víctimas y contra la impunidad que cargó contra el magistrado, responsable de la medida.

Todo surgió a partir de la resolución del juez de Ejecución Penal N° 1 bahiense, Claudio Brun, que otorgó el beneficio de la prisión domiciliaria a Gustavo Javier Ravainera (49).

El 3 de diciembre de 2009, este hombre fue condenado a la máxima pena por el doble homicidio de María Victoria Chiaradia y Horacio Iglesia Braun, ambos de 19 años, ocurrido en agosto de 2000.

Según el magistrado, Ravainera, alias “El Lagarto”, padece un cáncer terminal de pulmón y los médicos que lo examinaron recomiendan que el encierro de la cárcel no es el ámbito adecuado para atravesar su enfermedad. Desde hace unos días, vive en una casa de la zona con una pulsera electrónica.

“No me interesan los argumentos del juez ni de los profesionales. Es un asesino y debe estar en la cárcel”, dijo Roberto Chiaradia, padre de María Victoria. Reconoció que la decisión tomó por sorpresa a su familia y a la de Iglesia Braun ya que se enteraron por los medios de comunicación.

“Eso no podemos permitirlo y me sorprende que el juez no tenga en cuenta la ley de Protección a las Victimas que logramos que se aprobara el año pasado”, remarcó Bagnato, en diálogo con Canal Siete de Bahía Blanca.

El sobreviviente de la llamada “Masacre de Flores” recordó que el artículo 12 de esa norma establece para los jueces de Ejecución Penal que, antes de tomar una decisión sobre un condenado, “debe notificar, escuchar e informar a las víctimas. Es un error del juez y de la fiscalía, que también debería haber velado por las familias”, dijo.

La noche del 27 de agosto de 2000, Iglesia Braun, cuyo padre había sido comisario de Bahía Blanca y luego fue jefe de la Bonaerense, pasó a buscar a su novia. Dijeron que iban al cine, pero nunca los vieron llegar allí.

A la madrugada, Victoria llamó a su casa desde una cabina telefónica en Tornquist, a 70 kilómetros de Bahía Blanca, y aseguró que habían tenido un problema con el auto.

El 4 de septiembre, sus cuerpos, con dos balazos cada uno por la espalda, fueron hallados debajo de unos árboles en un campo de San Eloy, a la vera de un camino vecinal, cerca de Coronel Suárez.

Durante meses, hubo masivas marchas en Bahía Blanca para pedir el esclarecimiento del caso, mientras la madre de Horacio encabezó una cruzada contra el delito del “ponchado” de vehículos.

Para la Justicia, el móvil del doble crimen fue el robo del Chevrolet Corsa en el que se movilizaba la pareja, para vender en forma ilegal sus autopartes.

En 2003 hubo tres sentenciados por ese delito, pero la investigación siguió y dio con otros tres a los que vinculó con el homicidio. Solo “El Lagarto” resultó condenado, después del testimonio de dos testigos de identidad reservada que aseguraron que Ravainera “se sacó y mató a los chicos”.

Tras cinco pedidos de prisión domiciliaria rechazados, el juez Brun se lo concedió la semana pasada y Ravainera se fue a vivir con una hermana a Villa Iris.

Allí, donde viven casi dos mil personas, están reuniendo firmas para que el Concejo Deliberante de Puan, partido al que pertenece, se dirija a la Justicia y lo echen del pueblo.