El nuevo jefe de la comisaría de Llavallol también recaudaba dinero de la prostitución

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La causa que llevó a prisión a siete policías de la Bonaerense, acusados de formar parte de una red de trata de personas, arrojó un dato sorprendente que refleja cómo el aparato de recaudación ilegal de la fuerza está arraigado en muchas comisarías. Según fuentes judiciales, se sospecha que la nueva cúpula de la seccional de Lomas de Zamora investigada había heredado el negocio de sus antecesores en pocos meses.

De acuerdo a los voceros consultados por Online-911, el subcomisario Javier Alejandro Caffarena, el último de los siete policías detenidos, era el titular actual de la comisaría 4ta de Lomas de Zamora. Había asumido el cargo hace pocos meses, pero los detectives encontraron indicios de que seguía cobrándole dinero a mujeres y travestis que ejercían la prostitución a la vera del denominado “camino negro”.

Hasta el momento fueron detenidos siete policías, casi todos pertenecientes a la comisaría de Llavallol, y un octavo se encuentra prófugo.

La investigación comenzó hace casi dos años, pero el escándalo recién estalló en las últimas horas cuando la Justicia ordenó las detenciones de ocho policías, entre ellos un comisario de alto rango de la Bonaerense.

La sospecha es que formaban parte de un red de trata de personas que operaba en la zona sur del conurbano bonaerense y que recaudaban cerca de 300 mil pesos por mes.

Fuentes del caso informaron que las detenciones de los policías, que automáticamente pasaron a disponibilidad, fueron realizadas en conjunto por la Auditoría General de Asuntos Internos del Ministerio de Seguridad, a cargo de Guillermo Berra, y personal de Gendarmería Nacional.

“Es una causa que comenzó a investigarse en el año 2015, ya hubo anteriormente detenciones de narcos paraguayos, y ahora se solicitaron detenciones de policías, entre ellos comisarios, comisarios inspectores y jefes de calle”, explicó un vocero de la investigación.

Las fuentes detallaron que el comisario inspector Félix Breglia, jefe del Comando de Patrullas de Avellaneda, es uno de los siete detenidos. Este jefe policial, que tiene diploma de honor por labores de servicio, estuvo a cargo de distintas comisarías de la zona sur.

El otro efectivo de alto rango investigado es el comisario Héctor Coquean, el único de los imputados que hasta anoche no había sido detenido. Coquean presta servicios en la Jefatura Distrital de Ezeiza, y fue jefe de calle de Lomas 4° en 2015.

Los otros apresados fueron identificados como el teniente primero Jorge Abel Virreira, el subcomisario Patricio Miguel Kearney Herrera, el oficial Braian Fabián Robledo y el jefe de calle César Pérez, todos efectivos que prestaban servicio en la Comisaría 4º de Lomas de Zamora. Además, fue detenida la oficial principal Claudia Ferrando, integrante del Comando de Patrullas de Avellaneda.

Los voceros consultados señalaron que debajo del escritorio de Pérez hallaron un maletín con dos pistolas 9 milímetros limadas.

Sin embargo, el dato más importante es que en la casa de la oficial Ferrando encontraron más de 100 mil pesos, y se incautaron computadoras, tablets, celulares, un revólver y una carabina sin documentación, y varios papel glasé que contendrían paco (cerca de cincuenta dosis).

En el domicilio de Kearney Herrera –que en 2015 prestó servicio en una comisaría de Llavallol, donde fue jefe de turno– encontraron un arsenal.

En tanto, otros dos policías que están bajo investigación fueron desafectados de la fuerza, aunque no quedaron detenidos. Se trata de los subcomisarios Raúl Gauna y Maximiliano Oviedo.

Por orden del juez Federico Villena, y a pedido del fiscal Sergio Mola, les allanaron sus respectivos domicilios, aunque según se informó no hallaron elementos de importancia para la causa.