Hace 8 años mandó a matar a su mujer y sus hijos todavía viven con él

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Después de vivir 30 años en Estados Unidos, José Arce volvió al país y al poco tiempo se casó con Rosana Galliano, una joven 30 años menor. A él le iba bárbaro con su producción de humus orgánico y el engorde de pollos, y además tenía montones de propiedades en Barrio Norte. Con Rosana tuvo dos hijos pero la relación no era muy buena, así que iniciaron el divorcio. En eso estaban cuando el 16 de enero de 2008 alguien le disparó a Rosana y la mató. Tenía 29 años y sus pequeños, 3 y 4. No fue difícil probar que Arce contrató a un sicario y la mandó a matar, con el apoyo de su madre, Elsa Aguilar. La condena a prisión perpetua quedó firme en diciembre. Hasta ahí, la Justicia actuó. Lo llamativo de esta historia es que tanto Arce como su madre gozan del beneficio de la prisión domiciliaria. Ella tiene 86 años, él 66, pero dice que sufre de mareos. Eso no es todo: durante todo este tiempo vivieron con los dos pequeños, que ya tienen 11 y 12 años. Los padres de Rosana piden la tenencia de sus dos nietos desde el día que asesinaron a su hija. La Justicia no responde. Los chicos pasaron toda su infancia presos, junto a los asesinos de su propia mamá.

En marzo, los padres de Rosana, Graciela (60) y Reinaldo (65), hablaron con el diario Clarín de la indignación que les provocaba toda la situación: “Mataron a nuestra hija como a un perro y crían a nuestros nietos”, dijeron entonces. Graciela fue a la televisión, y repitió esas palabras. Arce la vio, y no le gustó nada verla llorando, pidiendo Justicia, rogando para criar a sus nietos. Entonces resolvió que sus hijos no iban a ver nunca más a esos abuelos. Y cortó las visitas que tenían por orden judicial cada 15 días. Así, los nenes hace ocho meses que no ven a sus abuelos. ¿Y la Justicia? No habla.
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A pesar de ser un condenado a perpetua por asesinato, Arce fue siempre el que puso las condiciones: sus hijos podrían ver a sus abuelos cada 15 días pero no a sus tíos. Rosana tenía tres hermanos: Gustavo, Mónica y Oscar. Entre todos tienen nueve hijos. En estos años Arce privó a sus hijos de ver a sus tres tíos y a sus nueve primos.

“Desde marzo que no los vemos porque él se enojó. Los chicos cumplieron años y no pudimos darles un beso. Yo los llamo todo el tiempo pero me cortan. A veces los nenes atienden y podemos hablar, aunque la única que hablo soy yo porque ellos contestan con monosílabos porque se ve que los vigilan y se ponen nerviosos”, cuenta Graciela. La última vez que habló fue con el más chico, el 19 de diciembre, que cumplía 11: “Le dije que los extrañaba mucho, que los quería ver, que los amaba”.

El 9 de abril Graciela y su marido hicieron la denuncia por impedimento de contacto en la comisaría de Astolfi. Y pasó a la fiscalía de Derqui. Pero nada. Siguen sin verlos. Tampoco avanza el pedido de tenencia, tramitado en el Juzgado de Familia N° 5 de San Isidro, a cargo de Carlos Ruiz.

“No pasa nada. Ni con la denuncia de impedimento de contacto-desde hace meses ni con el pedido de guarda de hace años. Esperamos que ahora con la condena firme las cosas cambien de una vez”, dice la abogada Mariana Francitorra.

“Es increíble que con la condena que tiene está muy pancho en su casa, viviendo con los chicos y a nosotros no nos deja verlos. ¿Por qué tiene tantos privilegios? Si él y su mamá son dos psicópatas, son siniestros. ¿Cómo es que la Justicia no ve que los nenes corren peligro? Ya mataron a mi hija, también los pueden matar a ellos…”. Graciela no tiene consuelo, y no hay manera. Es la impunidad absoluta.

“Todo es una aberración -dice Roberto Babington, el otro abogado de los Galliano-. Arce tiene que estar en la cárcel, la prisión domiciliaria en su caso no está justificada, no tiene nada, sólo dijo que se mareaba. Además, uno de los efectos de la pena de prisión perpetua es la pérdida de la patria potestad. Esos nenes no pueden estar ni un día más con Arce y su madre”.

No es el único caso en el que un femicida vive con los hijos de la mujer que mató. La Asociación Civil La Casa del Encuentro presentó hace años en el Congreso un proyecto de Ley de Pérdida Automática de la Patria Potestad para los femicidas. Todavía no se trató.