Por venganzas narco, la ciudad de Orán tiene la tasa de homicidios más alta del país

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La estadística oficial de homicidios refleja un dato que era visualizado antes solo en los análisis de especialistas en seguridad pública: los asesinatos en los territorios más amenazados por el narcotráfico superan el índice promedio de muertes violentas en la Argentina. Los datos de 2017 ubican a la mayor tasa de homicidios en San Ramón de la Nueva Orán, una de las zonas más “calientes” del tráfico de cocaína. Una sucesión de ajustes de cuentas elevaron en esa ciudad salteña la cantidad de crímenes, con 27 casos registrados el año pasado frente a los nueve verificados durante 2016, situación que establece allí una tasa de 17,3 homicidios cada 100.000 habitantes.

Ese crecimiento de casos vinculados con venganzas narcos en el norte salteño dejó atrás las tasas de homicidios notificadas en 2017 en las dos principales ciudades santafesinas, su capital y Rosario, con un registro de 13,2 y 12, 1 homicidios cada 100.000 habitantes, respectivamente, según publica el diario La Nación.

Entre las cinco ciudades y municipios con mayor proporción de asesinatos con relación a la cantidad de pobladores aparecen las localidades bonaerenses de Moreno, con una tasa, de 10,3, y Lomas de Zamora, con 10,1.

Los datos del Ministerio de Seguridad de la Nación determinaron que el año pasado hubo, en promedio, seis asesinatos por día en la Argentina y se indicó una tasa nacional de 5,2 homicidios cada 100.000 habitantes.

Más allá de las cifras, la situación en Orán representa un llamado especial de atención. El aumento de las muertes observado en la estadística no solo es una fotografía de casos de 2017, sino un importante aviso sobre un problema que parece consolidarse este año, con una docena de homicidios en el primer trimestre.

El año pasado se descubrió que en la ciudad de Orán operaban sicarios contratados en Tucumán y Bolivia para llevar adelante los ajustes de cuentas entre bandas locales. Uno de los asesinatos más resonantes, ocurrido en mayo de 2017, habría sido ordenado desde prisión por un jefe narco que mandó a acribillar a un rival delante de su familia.

En ese escenario de creciente violencia causó preocupación la amenaza de muerte (de lo que se informa por separado) recibida anteayer por el fiscal de Cámara, Carlos Amad, que está a cargo de las investigaciones contra las organizaciones narco que utilizan a Orán como zona de acopio de cargamentos de cocaína. Las causas eran antes tramitadas por el entonces juez federal Raúl Reynoso, magistrado que fue detenido por sus presuntos vínculos con traficantes.

No parece ser casualidad, en tanto, que jueces y fiscales de dos de las tres ciudades (Orán y Rosario) con tasa de homicidios más elevada en la Argentina fuesen hostigados en las últimas semanas por sus investigaciones.

Además de la amenazante nota encontrada por el fiscal salteño, el 29 de mayo pasado balearon en Rosario la casa que hasta 45 días antes había ocupado el juez Ismael Manfrín, integrante del tribunal que condenó a los jefes de Los Monos. Manfrín se excusó ayer de seguir participante en esa investigación. Y el martes pasado otra ráfaga impactó cerca de la vivienda de la exesposa del magistrado Juan Carlos Vienna, quien había procesado a los integrantes del clan Cantero. Esos mensajes mafiosos sucedieron en dos de los lugares con mayor actividad narco y que, a su vez, tienen elevadas tasas de homicidios.

Tras haberse logrado el año pasado una disminución de los asesinatos en Rosario (se pasó de 180 casos en 2017 a 154 en 2017) fue registrada ahora una nueva escalada, con más de 90 homicidios verificados en los primeros seis meses. Frente a esa situación, las autoridades nacionales y provinciales decidieron reforzar el patrullaje local con la presencia de la Gendarmería y la Policía Federal.

En la capital santafesina también se consignaron menos muertes violentas en 2017 (75 homicidios) con relación a 2016 (130), pero de todas maneras la tasa de 13,2 colocó nuevamente a esa ciudad entre aquellas con más proporción de víctimas fatales.

Los datos en territorio bonaerense también expusieron la directa relación entre disputas narcos y crecimiento de la tasa de homicidios. Es que el índice más preocupante se registró en Moreno, con 10,3 homicidios cada 100.000 habitantes durante 2017. Y allí se visibilizaron en ese período fuertes enfrentamientos entre bandas de narcomenudeo, incluso con un triple crimen dentro de un puesto de venta de drogas. De todas maneras, los crímenes en ese municipio del conurbano descendieron desde los 80 casos de 2016 (con tasa de 15,8) a los 53 de 2017.

Las tasas de homicidios mostraron también puntos altos en Lomas de Zamora (10,1), el departamento mendocino de Las Heras (10) y Comodoro Rivadavia (9,5).

La tasa de 17,3 homicidios cada 100.000 habitantes en Orán está lejos del registro en la capital de El Salvador, con 136,7, la más alta consignada por el brasileño Instituto Igarope, especializado en análisis de delitos. La tasa de asesinatos en Río de Janeiro, en tanto, se ubica en 36,4 tras el aumento observado en 2017.