La búsqueda del avión que desapareció hace nueve días en la zona del Delta se intensificó esta mañana con la utilización de drones equipados con sensores térmicos e infrarrojos, y las tareas se centraron en la zona de Escobar y Zárate, particularmente al norte de la desembocadura del Río Luján, informaron fuentes vinculadas al operativo.

“El tiempo ha mejorado considerablemente en la zona, lo que nos va a permitir desplegar al máximo nuestro equipamiento aéreo, pero en especial el trabajo con los drones que cuentan con seis sensores que nos permitirán efectuar un peinado mucho más profundo y específico”, indicaron a Télam esas fuentes, que desestimaron que exista hasta el momento “alguna pista firme” respecto a lo que ocurrió con el avión.

“Se dieron algunos hechos que fueron oportunamente investigados. Esto forma parte del trabajo. No podemos dejar ningún indicio sin investigar, aunque desde el comienzo se presente como improbable”, aclararon.

Algunas señales que podrían haber correspondido a una baliza movilizaron ayer a las lanchas de Prefectura Naval sin resultados positivos.

“Estos hechos se dan todos los días, pero no hay nada hasta el momento que nos indique que pasó con el avión”, remarcaron las fuentes.

Desde la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) aseguraron a Télam que se están realizando múltiples rastrillajes, “abarcando zonas donde ya se realizaron búsquedas, desde arriba del río Luján hasta Zárate”.

“La búsqueda se fundamenta hoy en un radio de 200 kilómetros aprovechando el buen tiempo y el hecho de que no hay nubes de baja altura”, añadieron en el organismo.

Las condiciones climáticas permitieron hoy que vuelvan a volar los helicópteros y los aviones afectados al Comité de Emergencia en tanto que se intensificarán los rastrillajes por agua y tierra, en este último caso a cargo de Gendarmería Nacional.

La aeronave Mitsubishi matrícula LV-MCV perdió contacto con la Torre de Control el lunes de la semana pasada a las 14.40 tras haber despegado cinco minutos antes del aeropuerto de San Fernando, y luego de haber mantenido una conversación donde se le informaba a los pilotos que no funcionaba el “transponder”.

A bordo viajaban los pilotos Matías Ronzano y Emanuel Vega y como pasajero iba Matías Aristi, hijo del propietario del avión y dueño de la compañía agropecuaria Aibal S.A., una de las más importantes de la ciudad bonaerense de Bragado.