El doble crimen que comenzó a gestarse por una fiesta de 15

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Fernanda Fiordelli (45) conocía las calles de Brandsen de memoria. Si no estaba vendiendo ropa, cobraba rifas o la cuota a socios de un club del barrio. Soñaba con viajar a Italia y conocer el pueblo de sus abuelos. Estaba ahorrando para concretar ese deseo y para cambiar el auto que usaba para repartir conjuntos de ropa interior. La recuerdan como activa, inquieta y generosa. La semana pasada, la encontraron muerta a ella y a su madre, María Luisa Lagarreta (80).

El crimen conmocionó a todos en Coronel Brandsen, a cien kilómetros de Capital. Los investigadores hablaron de suicidio y hasta detuvieron unas horas a una ex pareja, pero enseguida descartaron esa hipótesis. Una semana después dieron con Alberto Padrón, un vecino y amigo al que acusan del homicidio: el móvil sería una deuda de US$ 4 mil para pagar una fiesta de 15. Ahora investigan si planificó todo y si tuvo cómplices, publica el diario Clarín.

En julio de 2016, Fernanda posó en el cumpleaños de la hija de su amiga Sonia. Esa fiesta habría sido el inicio del conflicto entre estas dos mujeres, amigas y vecinas desde hace años. Se habían conocido en el colegio, eran cercanas y se veían habitualmente. Cuando Alberto Ismael Padrón (43), el marido de Sonia, se quedó sin trabajo, Fernanda no dudó en hacerles un préstamo.

Él trabajaba para una empresa de recolección de residuos desde hacía unos meses. Había pasado un mal momento tras quedarse sin empleo a mediados del año pasado, estaba agobiado por las deudas y el cumpleaños de 15 de su hija menor estaba a la vuelta de la esquina. Sacó créditos en el Banco Provincia y en dos financieras. Debía más de $250 mil.

Fernanda les ofreció US$4 mil con la condición de que se los devolvieran para cambiar el auto a fin de año. En cuadernos y planillas anotó pagos hasta febrero último. “Es la última persona de la que hubiéramos desconfiado. Fernanda era muy ordenada, prolija y se había puesto intensa para que le devolvieran la plata, porque la necesitaba. Eran de tanta confianza que ni un pagaré les había hecho firmar. Con Sonia ya no tenía relación desde marzo, a raíz de esto. Le pedía la plata a Alberto”, contó a Clarín Hernán Fiordelli, primo y sobrino de las víctimas.

Fernanda era soltera y vivía con su madre. “Luisa era una señora, siempre trabajó, muy educada y respetada. Estaba recuperándose de una operación. Fernanda la cuidaba como a nadie y laburaba un montón para eso. El padre falleció hace unos años y eran ellas dos solas”, recordó Hernán.

Los investigadores encontraron detalles de la deuda en cuadernos y mensajes de texto que Fernanda le mandaba a Padrón reclamándole el dinero y fueron tras esa pista. “Como trabajaba con ventas de lencería por catálogo y otro tipo de ropa, tenía anotado en planillas y cuadernos los ingresos y pagos pendientes. Eso ayudó mucho en la investigación. Hasta febrero anotó que Padrón pagó las cuotas acordadas. Después, nada. El día del crimen, según los registros en su celular, había acordado con Padrón que lo pasaría a buscar por su trabajo para que le pagara una cuota de $15 mil y que irían a su casa a que él le firmara un pagaré”, añadieron.

Según reconstruyeron, el lunes 7 de agosto Fernanda partió a buscar a Padrón a La Plata. En el camino se detuvo a consultar a un amigo el precio del dólar y lo esperó en una estación de servicio. “Te dejo que tengo que levantar al Gordo”, fue su última frase.

Tres días después, preocupados porque Fernanda no atendía el teléfono y nadie la había visto, una de sus primas se acercó a la casa de ruta 215 y Rivadavia, en el barrio Chañar de Brandsen. Vio el auto estacionado en la puerta y la casa cerrada. Nadie atendía. Entonces llamó a la Policía.

“Cuando los agentes entraron hallaron dos cuerpos. El de María Luisa estaba en la cocina, junto a la mesa. Tenía cuatro lesiones, uno de ellos profundo en la arteria carótida. Fernanda tenía una sola herida, también en la zona de la carótida. Es el tipo de cortes que hacen a los animales en la faena. Las víctimas quedan inconscientes pero tardan varios minutos en morir. Hubo un ensañamiento en el asesinato”, explicaron en la fiscalía a cargo de Mariano Sibuet.

En la cocina, a metros de los cuerpos, había un talón de pagarés con una página marcada por una lapicera: tenía el nombre de Alberto Padrón y el monto que le debía.

Los investigadores creen que Fernanda llevó al hombre a la casa para que firmara ese documento el lunes 7 de agosto, alrededor de las 22.40, cuando su celular no se activó más. Que su madre, Luisa, estaba sentada en la cocina tomando mate cuando llegaron. Que algo pasó y allí las mató. Para apuñalarlas, usó un cuchillo de cocina que lavó y dejó en la pileta de la casa, como un utensilio más.

Alertado de la deuda, allanaron la casa de Padrón: hallaron un buzo con sangre y US$4.700 que se habría robado de lo de las víctimas. Lo que resta probar es si hubo premeditación y si Padrón tuvo cómplices. “Gordo hijo de puta, nos arruinaste la vida”, cuentan que gritó Sonia cuando se llevaron a su marido detenido.