Se despertó con ladrones y lo taparon con una frazada

1138

Un joven de 22 años fue asaltado en su casa de La Plata por dos delincuentes que lo amenzaron con un cuchillo, lo ataron y taparon con una frazada, según informaron fuentes policiales.

A las 8.30 de la mañana de ayer, Pablo salió a trabajar desde las calles 73 entre 10 y 11. “Vi una persona sospechosa que estaba mirando, que puede ser que haya sido uno de los ladrones”, comentó el joven al diario El Día, una vez que pudo atar cabos.

Dentro del domicilio había quedado Nahuel, su hermano, que todavía dormía. Los ladrones no lo sabían, y por eso se lanzaron a entrar por los techos. Primero forzaron una claraboya y después rompieron una parte del techo del hall de entrada.

Por ahí lograron meterse y revisar la casa. Aparentemente, se dieron cuenta allí mismo de que el muchacho descansaba en su cuarto. Por eso, tomaron una cuchilla que había en la cocina y lo despertaron apoyándosela en el cuello.

Nahuel quedó desconcertado ante semejante amenaza, en plena oscuridad de su habitación, sin posibilidad de defenderse o de pedir ayuda. A pesar de eso, también lo ataron de manos con un alargue eléctrico. Los ladrones recorrieron el domicilio durante varios minutos, unos 20 aproximadamente, según estimaron voceros del caso.

El botín del que se apoderaron incluyó una notebook, una cámara de fotos profesional y un celular, de acuerdo a la enumeración que hizo Pablo. En un momento, Nahuel alzó la vista hacia el ladrón que tenía al lado, lo que le valió una fuerte reprimenda: “¡No me mirés!”, le dijeron. De inmediato, lo cubrieron con una frazada.

Al final, los intrusos salieron caminando por el portón del garage. No se sabe si tenían un auto o una moto para alejarse. “Pensaron que no había nadie porque esperaron a que yo me fuera y vinieron sin armas”, especuló Pablo.

El se enteró de lo sucedido cuando su hermano lo llamó para pedirle auxilio. “Vine como loco pensando que lo pudieron haber lastimado”, reconoció. Algo parecido hicieron los padres de los muchachos, que estaban de vacaciones en Villa Gesell “muy preocupados y ni siquiera hablándose entre ellos hasta no saber bien lo que había pasado”, describió Pablo.