El mecánico César Arce López, quien se encontraba detenido por el crimen del empresario de la construcción Roberto Fernández Montes, cometido el 21 de enero en el barrio porteño de Caballito, fue liberado esta tarde, aunque seguirá siendo investigado en la causa, informaron hoy fuentes judiciales.

La medida fue dispuesta por el juez de instrucción Hernán López, quien le dictó al imputado una “falta de mérito” porque entendió que no hay pruebas necesarias para mantenerlo preso como autor del homicidio.

Sin embargo, el magistrado no descartaba que Arce López (43) haya tenido otra participación en el hecho, por ejemplo como encubridor.

Es que los entrecruzamientos telefónicos efectuados en el marco del expediente demostraron que el mecánico mantenía un vínculo directo y cercano con Santiago Corona (34), yerno del empresario y único detenido por ahora.

En cambio, la fuente señaló a Télam que se estableció que no tenía relación con el único prófugo que tiene la causa, el carnicero paraguayo Pedro Ramón Fernández Torres (50), que es quien para los investigadores aparece en las imágenes de las cámaras de seguridad sacando el cadáver en un ascensor con Corona.

Al inicio de la causa, la investigación se orientó hacia el mecánico como el supuesto hombre que aparecí­a en los videos por un llamado anónimo que ingresó al celular de una de las hijas de la ví­ctima y decí­a que los autores del crimen era el yerno y “Ricardo el mecánico”.

Sin embargo, el juez López pudo encontrar y hacer declarar al autor de la llamada, que no logró comprometer la situación del mecánico.

Al ser indagado, Arce López presentó una coartada, se declaró inocente y le dijo al juez: “Yo no soy el del video”; además, presenta en sus antebrazos unos tatuajes que no aparecen en el hombre que quedó filmado en los videos.

Por otra parte, la fuente judicial indicó que Corona será indagado nuevamente mañana por el juez para reformularle el hecho que se le imputa, ya que cuando fue detenido se lo interrogó por haber matado a su suegro junto al mecánico y ahora se le atribuirá el hecho con el carnicero como cómplice.

Después de este nuevo interrogatorio, López, que actualmente subroga el juzgado de instrucción 6, tiene previsto resolver la situación procesal de Corona.

Fernández Montes (67), nacido en España, era el dueño de la empresa “Mini Vial”, dedicada a la venta y alquiler de maquinaria para la construcción, y residí­a con una de sus hijas en un edificio situado en Aranguren 36, de Caballito.

La última vez que el empresario fue visto con vida fue el sábado 21 de enero, cuando salió de dicho edificio para ir a su trabajo a las 8.42 y regresó a las 12.09, de acuerdo a lo que registraron las cámaras de seguridad del inmueble.

La clave para esclarecer el caso estuvo en esas cámaras, que fueron revisadas y aportadas a los investigadores por Giselle (32), la hija menor de la ví­ctima.

Allí­ se observa cómo el presunto asesino, que sería Fernández Torres, ingresó al edificio a las 9.04 con el control remoto del portón del garaje y esperó tres horas la llegada del empresario para, según la hipótesis del juez, matarlo.

El yerno, Corona, fue captado por las cámaras ingresando al mismo lugar a las 12.54 y a las 13.45 se ve a los dos sospechosos bajando del ascensor con el cadáver embalado en un cubrecamas ensangrentado y, una vez en la cochera del edificio, lo cargaron en el baúl del auto que usaba la ví­ctima, un Suzuki Fun negro, con el que escaparon del lugar.

El auto apareció incendiado en Esteban Echeverría, mientras que el cadáver calcinado fue hallado al dí­a siguiente en Cañuelas y en las próximas horas será sometido a una reautopsia porque aún no se conoce la causa de la muerte.

En el auto de Corona, un Citroen C4, se hallaron 20.000 dólares en una bolsa de cápsulas de café que la víctima escondí­a en el motor del jacuzzi de la casa.

Su esposa e hija mayor de la víctima, Natalia Fernández Montes (34), lo comprometió al declarar que el dí­a del crimen llegó a la casa alrededor de las 14.30 y tiró a la basura su calzado y se puso a lavar la ropa que llevaba puesta.

La principal hipótesis es que el crimen estuvo ligado a que Corona querí­a evitar que la ví­ctima lo denunciara porque habí­a descubierto que lo habí­a estafado en más de un millón de pesos mientras trabajaba para él.